En Sueño
Profético decían:
Enseña más la acción que las palabras y el libro. De
la acción se hace el libro y ya enseña la acción con un enseñar distinto. Esto
en la Enseñanza de Dios.
Dijo uno:
Acción sin letras, van enseñando. Letras sin acción,
van estropeando. Esto lo decía Jesús, el Salvador de los hombres:
“El que no cumpla mis Palabras, que no las lea para enseñar. Que el
libro sin la acción hace más daño que sanar”.
Él nunca les decía míos a los que no cumplían sus
Palabras, aunque las repitieran como Él las había dicho. Por eso, lo mismo
veías a un letrado a su derecha que al que un momento antes dejó el arado o las
vacas en el establo. Era acción lo que Él pedía y después libros y letras. Pues
aún no ha cambiado este Dios en Cielo y Tierra.
Desperté, oí:
¡Qué confianza te daba este Hombre, que era Dios,
aunque vieras un hombre!
Pedía, pide y pedirá lo que pueden dar todos los
hombres.
No prefería a su derecha letrado ni hombre del
campo.
Prefería al que veía que con la acción iba
enseñando.
Al que le hacían preguntas: “¿tú tienes con el
Maestro traro?”.
Ya, después de esta pregunta, el libro iba
enseñando.
Pero si faltaba la acción, mal de Dios ya iban
hablando.
A ninguno confundieron de los que iban a su lado.
Porque la acción iba haciendo lo que Él iba
mandando.
***
Libro 74 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo IX - C3
Fray ejemplo vuelve a dar la cara, que sin el ejemplo primero de nada sirve la palabra.
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