En Sueño Profético decían:
¿Quién va a ser más sabio
que el Creador de la Sabiduría,
si la Sabiduría es párvula,
si el Creador no la
guía?
Piensa, que si la fuente da agua,
el agua viene de
arriba.
Luego sale del venero,
que es la que la fuente tira
y va recogiendo el
suelo.
¿Cómo decirle la lluvia a la fuente:
“Dame agua, que quiero regar los montes
y que los campos se encharquen
para que vivan los
hombres”?
Hablemos ahora del venero,
que le dijera a la fuente:
“Déjame que brote agua
para que no quede en pozo
con sequía,
sin poder darle al sediento
lo que la muerte le
quita”.
Si esto tuviera palabras
y el hombre las oyera,
cómo pondría a la fuente:
de inculta o de soberbia,
o de muñeco de trapo,
que donde lo sientas,
ahí queda.
Pues peor, mucho peor es,
querer saber de sabios
a los que Dios no les da el “Ve”,
y luego querer
que el que recibe este “Ve”,
se convierta en
párvulo.
El que haga este pensar
es de inteligencia corta,
como paso de enano,
como carrera de tortuga,
como anciano de 90 años
que quiere que su salto llegue
donde el que no
tiene 30.
Desperté, oí:
No hay saber que se iguale
al Saber que, sin palabras,
enseñan al espíritu
cuando Dios el “Ve”
le encomienda.
Este Saber no le llega
al saber que aprende la materia
por el hombre de la
Tierra.
Escucha, y no oyen los oídos.
Ve, y como si no viera.
Hay montañas y ve llanos.
Le hablan sin que
eco oiga.
Y va repartiendo bienes
a nobles que pisotean
estudios que le dieron importancia
en la Real
Academia.
Bienes sin volumen, sin tacto,
pero con valor
inigualable.
Es moldear el espíritu
para que la carne se humille
al mando que éste
le mande.
Para que no cuide el botón,
y el abrigo nuevo,
raje.
Para que sea servidor
del Creador de la Tierra
y de los mares.
Al que Dios le dice “Ve”,
deja el saber que tenga el hombre,
como hormiguero que pisas,
que falta no puede
hacer.
Hasta que el hombre no ponga
el Saber de Dios primero,
no será un hombre culto
ni se dirá
caballero.
***
Libro 75 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo VIII - C4
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