En Sueño Profético decían:
Todo lo que tienes interés en
ello, lo buscas, lo persigues y lo pagas, si es algo de dinero. Pues, cómo
decir a Dios: “Señor, tu Reino quiero”, si aquí, en esta Verdad que te ponen en
tus manos, tu contestación es desprecio a Dios, que creó todo lo de la Tierra,
y todo tiene vida porque Él vida le deja. Dios jamás le pide al hombre que en
sus Palabras mienta, queriendo poner más fuerza, diciendo: “Dios me dice”. Pero
dejar que sus Palabras queden en sitio secreto, esto no puede hacerlo la Cabeza
de la Iglesia.
Dijo uno:
A más lo sepan y más se cunda
este Evangelio, puede quitar de pensar en el pecar y en retirar al que esté
pecando. Pero deja al descubierto al que quiere vivir engañando con su pluma y
con su lengua.
Desperté, oí:
Para reconocer estas Palabras
que bajan del Cielo,
no hace falta estudio
ni te cuesta dinero.
Pues si las ponen en tus manos
y tú las recibes con el desprecio,
no llames a Dios
cuando se enferme tu cuerpo.
O en momentos de apuro,
que no sirve la influencia
del mundo de la materia.
Este Caso no puede nadie desmentir
que no es de este Mundo,
donde esperan al rico y al pordiosero,
al torpe y al listo.
Todos pueden entrar en la Gloria
si los Mandamientos de Dios los
cumplieron.
Al que ama a Dios
no le hacen falta estudios.
Pero al que tiene estudios,
sí le hace falta el Amor a Dios.
Éste, si no ama,
puede retirar a muchos de Dios.
Amando, el que representa a Dios,
hace que inclinen las rodillas
al oír estos Escritos
que están dictados
en la Gloria de Dios.
Debería pensar el hombre,
el tiempo que estuviera en la Tierra,
que después de su muerte
Dios le pide Aquí las cuentas.
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Libro 31 - Te Habla el Profeta - Tomo IV - C5
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