lunes, 11 de abril de 2022

El Pueblo Bueno

En Sueño Profético se vio una plaza antigua, con bancos. Los edificios eran de una planta, con grandes ventanales. Había también una fuente pegada a la pared, y el agua llenaba algunos cántaros.

Desapareció esta Visión y se vio un monte con mucha gente. Se oyó uno que decía:

“El Maestro tarda... ¡Pero ya viene!”.

Se veía lejos, pero caminaba deprisa. Se apartaron los que Lo esperaban, y Le hicieron camino para que pasara. Quedó silencio y Él dijo estas Palabras:

“El que tenga la cara más contenta, es porque más cree en mis Palabras. He venido para el que todo lo de mi Padre abraza y para que esto sirva de Enseñanza. Aquí habéis estado esperando mi Presencia, pero yo la he llevado antes que aquí a donde mi Padre me ha mandado, que es donde están los que no vienen aquí porque son despreciados en el sitio donde están trabajando, dándoles poco jornal, con el que no tienen ni para dar de comer a sus dos hijos, estando la mujer con enfermedad del cuerpo y moverse poco puede.

Ya se vio el Maestro con su Túnica y un Resplandor que apartaba a la gente. Llamó a los que se han nombrado y poniendo la mano en el hombro del hombre, dijo estas Palabras:

“Ya podéis vivir para mi Mando. En este momento mi Padre está diciendo que cambies tu nombre y tu trabajo. Tu nombre será: “Un Discípulo más del Maestro”. Y en tu casa no faltará alimento para los cuerpos.

En este momento se pusieron de rodillas y los Pies, al Maestro, querían besarle.

Desperté, oí:

No se puede contar como eran la Visión ni las Palabras de Dios Hijo, Maestro, como sus Discípulos Le decían.

Ya, a esta familia, la buscaban en el pueblo, para que contara como fue tan gran encuentro.

Hubo uno que contó, que cuando veían a los Discípulos con este hombre y con los dos hijos que tenía, los paraban diciéndoles que vivían con un sufrir muy grande, por no poder nombrar al Maestro, en el sitio donde les daban para poca comida.

Cuando a la madre, los hijos y el padre, la sacaban en la silla y contaban lo del Maestro, el pueblo cambió, y ya le decían: “El Pueblo Bueno”.

Ya termina el Mensaje diciendo el pensar del Elegido:

“¡Señor, que los Libros estén pronto publicados! Que Tú eres el dueño de todo el Mundo”.

“¡Señor, yo quiero dar alegrías! Y los que no Te quieran, que vivan con sus cuerpos rodeados de víboras”.             

“¡Señor, que yo vea a los míos cada día más contentos!”.

Llegó el sueño diciendo sin palabras: “Señor, Te pido por todos los que vienen a esta casa y me ayudan contentos y no se cansan”.

Aquí vienen familias que en todos los suyos el Poder de Dios se ve en acción y en palabras.

***

Libro 64 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo VIII - C3

1 comentario:

  1. Una historia conmovedora, pero no sólo historia, mejor "historia Sagrada" ya que Estos Libros quedarán como Evangelio por los siglos de los siglos.
    A Dios nadie le puede poner barreras.

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