lunes, 3 de abril de 2023

Que mi mirada al enfermo sea Poder tuyo y medicamento

En Sueño Profético decían:

Si tu presencia la piden y la niegas, no reciben. Que puede que al recibir vean verdad y tengan que confesar que después de recibir creían más. Que el recibir puede ser en alguna reacción que alguno tenga, y el que lo conozca vea que ha sido por tu presencia. Siempre, que tu presencia no sea con desafío para ver el Poder que llevas.

Dijo uno:

Yo seguía a Juan de Dios y con él me acercaba a las camas de los enfermos que remedio no tenían y lo llamaban. A algunos les oía decirle:

“Yo he pensado partir siempre mis ganancias y acompañarte y contarles mi enfermedad para que vean que Dios es la gran Medicina para retirar el mal y dejar la carne limpia”.

Estos que así hablaban tenían una Fe que se curaban.

Desperté, oí:

La Fe, era Juan quien la llevaba

y la dejaba en el enfermo

cuando a la cama se acercaba.

Siempre llevaba alegría de consuelo.

Primero nombraba a Dios

sin que le oyeran palabras,

y cuando ya estábamos lejos

lo decía como cuando se acercaba:

“Que mi mirada al enfermo

sea Poder tuyo y medicamento.

Primero que llegue al espíritu

y después que sane al cuerpo.

Por si le llega la hora,

nos veamos en el Cielo.

Si se calma el dolor

y se va a su casa bueno,

el nombre de Juan de Dios

lo nombraban ya los enfermos.

Esta noche voy a quitarle

comodidad a mi cuerpo

y no voy a coger la cama.

Y empalmaré mi oración

para que el enfermo

tenga presente a Dios”.

Yo no sé lo que el enfermo sentía,

pero curando su carne,

y no curando,

el nombre de Dios le oías.

El Amor a Dios, llamándolo,

es la Medicina que hace el milagro.

JUAN DE DIOS

***

Libro 26 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo III - C9

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