En Sueño Profético decían:
La Paz es el enemigo del Demonio. La Paz
no inquieta, cuando la Paz es de Dios. Cuando es del hombre termina muchas
veces en guerra. Pero esto no es Paz de Dios, es paz dicha por el hombre, que a
la Paz de Dios le formara quimera.
Dijo uno:
Yo vi un día una Enseñanza que el Maestro
dio a sus Discípulos para que conocieran su Paz y la hipocresía del hombre, que
es a lo que el hombre le llama paz. Había unos con discusión con fuertes
palabras, casi llegando a las manos para golpearse, y llegaron otros
queriéndolos aplacar, pero con palabras de insultos, por tratarlos de braceros
ambulantes, y ellos considerarse de capa y bastón de mando, por la vida tan
acomodada que vivían. Se paró el Maestro y todos presenciamos esta gigante
Enseñanza. Éstos que separaban saludaron al Maestro, aún queriendo guardarle
distancia. El Maestro no les dejó que la lengua dijera palabras para que el
sonido las sacara fuera. Cuando se oyó:
“Deberíais de haber seguido andando,
porque mi Paz no lleváis. Vuestra presencia es de paz de hipocresía, porque
para separarlos los habéis insultado y se han callado por miedo, no por Amor a
mis Palabras”.
Y yéndose para los que se estaban casi
golpeando, que eran unos por defenderlo y otros por insultarlo, les dijo a los
que Lo defendían y tenían el escándalo:
“Cómo os pueden creer cuando digáis que
Yo os enseño. Si mi Enseñanza es para el que está mojado secarlo. Pero cómo lo
vas a secar echándole agua. Es mi Padre el que quiere que Yo deje mi Paz, pero
no que enseñen a que el hombre se golpee. Si mi Padre golpeara al que Lo
insulta a Él en Mí, eran pocos los que no sentirían sus golpes”.
Y otra vez, inclinándose a los que Lo
amaban pero les faltaba Enseñanza, dijo:
“Si no correspondéis a su actuación, tal
vez se hubieran unido a vosotros. Y al llegar Yo, mi Presencia los calla o los
echa detrás de Mí, o piden Perdón a mi Reino donde crean que los puedan oír”.
Desperté, oí:
Los que peor quedaron fueron los que
quisieron poner la paz con palabras que de Dios nunca podían ser.
Él bajó entre los pastores para darse a
conocer primero a los más humildes.
Si nace en gran palacio, ya desea lo del
hombre.
Vino a enseñar el Amor para el rico y
para el pobre.
Y su Paz la dejó sin decir clase ni
nombre.
Porque su Paz lleva a Él, y el alboroto
se esconde.
En el sitio que no haya Paz, no se
entenderán los hombres.
Y el que enseñe con violencia, que piense
que a Dios ofende.
***
Libro 64 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo VIII - C2
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