En Sueño Profético decían:
Si todos en Dios creyeran, todos a Dios amarían. Si
todos creyeran en el Infierno, la Gloria, con ansias, buscarían. Y ya no
existiría el desprecio que al Elegido le dan.
Dijo un espíritu con Mando de Dios:
Si el hombre en la Tierra no roba lo que quiere tener –y
esto para mantener su cuerpo–, es porque está seguro de que va a la cárcel o
esto le haría perder el cargo. Pues qué importancia tiene la cárcel si la
comparas con el Infierno. La cárcel, por mucho que dure, tu cuerpo no puede
estar en ella mucho más de 80 años. En cambio, en el espíritu no son años de
vida, por ser éste eterno. Y un a vez que entre en uno de estos dos sitios, ya
allí vive eterno.
No puede ser creer y no querer saber del Reino que
Dios a todos ofrece, y todos contestan indiferentes.
Desperté, oí:
El creer te obliga a buscar cuando quieres al que
creíste.
Este Pregón Eterno no está oculto ni para los pobres
ni para los ricos.
Que esto tiene que ser cundido por todos los sitios
donde haya suelo y hombres.
El suelo para el cuerpo, y el espíritu para vivir
eterno en el Cielo.
Si vives esta Enseñanza, tú nunca serás ya muerto para
el Reino de Dios.
Es sufrimiento para el Elegido y pena para Dios, que
Él ofrezca su Reino y el hombre diga que no con su comportamiento.
Comparaban en la Gloria al hombre que le tenía miedo a
la cárcel y al Infierno no.
Libro 41 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo III - C7
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