miércoles, 31 de mayo de 2023

Contigo a todo le puedo

En Sueño Profético decían:

Cada día se están quedando más al descubierto los que, por muchos estudios y carreras que tengan, no creen en la Vida Eterna. Si creyeran, sería poner todo para la Eternidad, que es la Gloria. Que Aquí la muerte no puede llegar, porque la muerte es para los cuerpos, y ya el espíritu tiene la vida eterna, en la Gloria o en la Profundidad. Que estos dos sitios los eligen la creencia con Amor de Dios o el desprecio sin creer y sin pensar que la Tierra es para el animal, que no tiene espíritu, y es traje viejo y sucio.

Ya siguen el Mensaje los Discípulos de Dios Hijo, con la Enseñanza del Maestro —este nombre es para sus Discípulos, que para todos los demás era Dios Hijo—. Dijo Santiago:

“Nosotros, la Enseñanza que más repetíamos, dicha por nuestro Maestro, era que pensaran el que creía y amaba no pensara en la muerte, porque Dios al que en la vida de la Tierra Lo nombraba viviendo sus Mandamientos, la muerte no le llegaba a su espíritu. Le llegaba al cuerpo, con Mando del Espíritu de Dios, y ya se veía en la Gloria, que es donde están todos los espíritus que están a este Servicio de Dios”.

Desperté, oí:

Todo el Mensaje era hablando de la muerte, que es lo que el cuerpo más teme.

Los Discípulos de Dios tenían la Enseñanza de Dios Hijo, que eran estas palabras:

“Si estáis con la alegría puesta en la creencia de mi Vida y en la de Dios Padre, la muerte le llega al cuerpo que está en la Tierra, pero el espíritu está en Vida Eterna, que la muerte no le llega”.

La muerte es buscada de dos maneras: Una, haciendo algo de gran poder con tu cuerpo, con altura o con golpes; y otra, viviendo tu vida con el nombre de pecado. Estos tienen muerte de cuerpo, en la Tierra, y de espíritu, en la Gloria.

Éstos tienen muerte de cuerpo en la Tierra, y de espíritu, en la Gloria

Ya mandan que se termine el Mensaje con alegrías.

Fue terminar estas palabras, y la carne que Dios me unió estaba en su despacho, con su cuerpo normal, como cuando copiaba los Mensajes. Y ya dijo:

“Ana, a mi espíritu Dios lo manda para te diga estas palabras: cuídate, que tu cuerpo le hace falta a tu espíritu, para que esta Grandeza forme escándalo”.

El Poder de Dios le da fuerzas a tu espíritu y dices:

“Señor, contigo a todo le puedo,

sin Ti, al sí y al no desprecio.

Contigo, Señor,

a nada le temo”.

***

Libro 64 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo VIII - C7

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