En Sueño Profético decían:
Mando que de ti salga, es Dios el
que lo manda. Si este Mando lo ven con la fuerza y la alegría que lo haces, tienen
que parar pensamiento –si alguna duda pusieron–, diciendo: “Señor, perdóname.
Desde este momento quiero servirte y hacer tu Mando, porque tengo sufrir por el
tiempo que he vivido alejado de esta Enseñanza tan grande, que te aleja del
pecado maldiciendo a los espíritus malos”.
Dijo uno:
El Mando que aquí acampa es para
darle el bien al que lo haga. Pero tienen que comprender que ayuda hace falta,
ayuda de acción y de palabras. Con esta ayuda se achica el sufrir y se agranda
la alegría.
Desperté, oí:
El que Dios lleve tu espíritu a
la Gloria, ya debería dar miedo el despreciar este mandar.
Si no dejan, los que están de ti
más cerca, este caminar, pueden hacer pensar que esto es hoy Caso único.
Pero aquí, los que no aman a
Dios, no pueden acudir pidiendo Perdón por el desprecio.
Tu caminar, cada día, pone firma
de que Dios en tu compaña va.
Que no se deje de hablar de estas
Comunicaciones de la Gloria Celestial.
Ya está todo hecho. Lo que falta
es no callar.
***
Libro 47 - Dios No Quiere, Permite - Tomo VI - C2
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