sábado, 30 de diciembre de 2023

La enfermedad del cuerpo te da compasión

En Sueño Profético se vio a un paralítico en un sillón de ruedas, que él solo hacía que anduvieran las ruedas para llegar al sitio que a él le hacía falta ir o quería cambiar de sitio.

Se quitó aquella visión y se vio un ciego, que decía su ceguera el bastón, pero sus pies iban por su sitio. Ya se oyeron palabras para Enseñanza, y a su vez se vio mucha gente, aprisa, que cruzaba una calle.

La mayoría de esta gente está enferma de espíritu, pero no da compasión como el paralítico y el ciego, al contrario, que le niegan el medicamento y no pueden mejorar. Empeoran y van contagiando esta enfermedad. El espíritu puede enfermarse en la pobreza y en la sobra de bienes. Que en esta enfermedad, el medicamento es enseñar al espíritu a estas formas de vivir. También lo enferma el sufrimiento cuando no es aceptado y con la confianza en Dios puesta.

Desperté, oí:

¡Qué cierto que la enfermedad del cuerpo te da compasión el verla, y te ofreces en ayudar en lo que puedas!

La del espíritu, el que más puede dar el medicamento, más lo niega, y su receta es dejar al espíritu que muera y ya hacer la enfermedad incurable.

Al espíritu enfermo no puede darle el diagnóstico quien no esté cerca del Cielo.

Debería el hombre cuidar un poco menos el cuerpo y pensar en el espíritu y darle el medicamento. Que es oración a Dios y comprensión al enfermo. Igual que le tienes al paralítico y al ciego.

Si esto así lo consientes, piensa: “Yo soy otro enfermo”.

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Libro 22 - Investigaciones a la Verdad - Tomo III - C8

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