En
Sueño Profético decían: 
No hay alegría mayor,
que la alegría que Dios manda,
que esta alegría la ve
todo
el que a Dios ama. 
Dijo el
Mando de Dios en un espíritu de su Gloria: 
Las
alegrías de la Tierra duran poco tiempo. Las alegrías del Cielo son Eternas. 
Que no
se deje de hacer publicidad de estos Mensajes en sitios que estén cerca y
lejos, porque para Dios no hay distancias. 
Desperté,
oí: 
La
Fuerza de este Elegido es epidemia de Amor de Dios. ¡Que la Fuerza baja del
Cielo! 
Para
el que quiera saber del Cielo, Dios en este espíritu pone Pregón de los
Mandamientos. 
Si
aquí pones estudio no de cuerpo, ves que los espíritus del mal quisieran poner
tapia o llevar lejos a los que están unidos al Elegido para agrandarle a éste
el sufrimiento. 
Pero
el Poder de Dios, a estos espíritus, manda que queden arrastrados como lo hizo
cuando vivió con Cuerpo. 
Con la
gran cantidad de Libros que de estos Mensajes hay publicados se puede formar
gran Escándalo. 
Tienen
que hablar de este Caso, que como él, hoy no hay otro igual. 
Es
alegría grande cuando el “Sueño” llega, pero se dobla la alegría cuando Dios le
dicta al Elegido ya despierta. 
Entonces
ves que la mano más que el pensamiento quiere correr. 
Te
sientes una Fuerza, que tienes que escribir lo que al espíritu llega, y antes
fue dicho en arrobo. 
Decían
en la Gloria estas Palabras: 
Si tienes tristeza,
busca al Elegido que Dios trae a su Reino,
y te notarás alegría
y
olvidarás las penas. 
Y ya
vivirás alegría Eterna. 
***
Libro 55 - Investigaciones a la Verdad - Tomo IX - C4  


 
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