En Sueño Profético se oía hablar a varios espíritus con Mando de
Dios. Decían: 
Estos espíritus, cuando tenían
cuerpo, conocieron esta gran labor del Elegido en el Prójimo. Hablaban del
sufrimiento que el hombre le daba al que tenía Mando de Dios, arrobos o
éxtasis. Que se veía que esto no era de la Tierra. Nombraban mucho todo lo que
Le hicieron a Dios Hijo. 
El que Dios elige se ve que es de
Dios porque no valora el tiempo, y a todo lo que le hace el hombre le quita
importancia. 
El que se nombre cristiano,
cuando se enterara de un Caso como éste, debería seguirlo hasta que se enterara
de todo. Pero esta Verdad los deja al descubierto. 
Se oía una voz lejos, con estas
palabras: 
No sufras por el desprecio que al
bien que haces le hagan. Aquí ves más que el trato no es a ti, es al que el
Mando te da. Siempre que das una alegría, te persiguen los espíritus del mal.
Pero si Dios te habla y te da Mando, no puedes hacer nada que esté mal hecho.
Porque al estar mal, ya no llevas su Camino, y ya no te puede hablar Dios. Tú
sigue cumpliendo el Mando que Él te da y te manda. Y si das alegrías y no las
abrazan, tú sigue igual, no cambies tu vida, porque a Dios puedes enfadar. 
Desperté, oí: 
Hablaban en el arrobo espíritus
que conocieron este Caso cuando vivieron con cuerpo. 
Ahora siguen conociendo las
buenas obras y las alegrías, porque tu vida la dedicas a dar alegrías. 
Quedé dormida con estas palabras: 
“Señor, Contigo quiero todo,
sin Ti no quiero nada”. 
Esto tenía que estar ya puesto en
la enseñanza. 
Una vez que es para el espíritu,
donde la vida no acaba. 
Decían en el arrobo que el sufrir
era grande y el sueño corto. 
Tres horas pocas noches el reloj
me dejaba el sueño. 
El que te puede ayudar y la
publicación de los Libros son lo que te quitan el sueño. 
Dios no se enfada por esto. 
***
Libro 47 - Dios No Quiere, Permite - Tomo VI - C4 


 
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