En Sueño
Profético decían: 
Tiene que
pensar el que conoce este Caso, por ser de Dios y hoy único, que el
comportamiento que tienen con el Elegido, se lo tienen a Dios, porque todo lo
que dice el Elegido, es dicho con Mando de Dios. Pues el que esto crea tiene
que cambiar su forma de recibirlo cuando su presencia esté hablando. 
Dijo Tomás de
Aquino: 
Tan sólo con
ver cómo este Elegido va repartiendo esta Grandeza Divina, para que no pierdan
la Gloria, debería ser motivo para que todos pidieran a Dios recibirlo y
tratarlo como si Él estuviera delante. También tendrían que dar gracias a Dios
por tener este Premio delante, ya que el Elegido podría haber vivido en otro
lugar que lejos de aquí estuviera, y ya no se hubiera podido decir: “Lo tenemos
cerca, para verlo y pedirle que a Dios pida que su cuerpo viva muchos años,
porque el Poder de Dios lo lleva en su cuerpo cuando Dios le da Mando”. 
Ya diré las
últimas Palabras, Dios me dice que diga: “Tomás, di que donde no reciban con
llamada y alegría al Elegido, contándole lo que pasa en su cuerpo y espíritu,
que el Elegido ponga silencio sin preguntas”. 
Desperté, oí: 
Se van a dictar
las Palabras, Dios quiere que queden dictadas: 
          – Donde con alegría no reciban este
Elegido, que el Elegido no pregunte por qué no es recibido y el silencio ponga. 
Esto es lo que
no esperaban, por falta de creer que todo lo que diga el Elegido es de Dios
dicho a su espíritu. 
Los
sufrimientos del Elegido son por lo mal que lo reciben, porque sabe que el
recibir se lo hacen a Dios. 
Pues ya ha
llegado el tiempo de que Esto lo paguen con alegrías y pidiéndole al Elegido
consejo par hacer más lo que Dios manda. 
Para los que
están unidos al Elegido, esta Enseñanza es Premio que Dios les manda. 
Los espíritus
que no son de Dios disfrutan cuando al Elegido de Dios le cierran la puerta a
su cuerpo, que es recibirlo con tristeza y desprecio. 
Que esto es a
Dios dar sufrimiento, por ser al que Él le da Mando, diciéndole: “Que Me ves
dilo, que Yo mando que se publique”. 
***
Libro 72 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo VII  


 
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