En Sueño Profético decían: 
Hay veces que el Comunicante tiene que hablar con decisión,
y ya le ven defectos al que no está completamente entregado al Mando de Dios. 
Dijo un Discípulo de Jesús el Salvador: 
Un atardecer, dijo el Maestro a Juan: 
   –Juan,
mañana tienes que llevar mis Palabras para que sirvan de monte y separen el mal
de una casa a otra. Si en las dos casas te reciben bien por ir en mi Nombre,
quedará en sendero y mis Palabras irán corriendo como madre buscando al niño
perdido, que por donde pasa la siguen”.  
Éstas eran dos casas, que a una iba el Maestro y Lo
agasajaban y cumplían sus Palabras. Pero en la casa de al lado les gustaba
saber del Maestro y no hacer su Enseñanza. Sabiendo esto, el Maestro mandó a
Juan a la casa que querían al Maestro pero no querían perder la amistad de los
vecinos. Fue entrar Juan –que lo tenían por agua bendita en silencio–, y decir: 
   – Dentro de unas
horas vendrá el Maestro. Pero me ha dicho que les digáis a los vecinos, que si
van a cumplir sus Palabras, les abriréis las puertas cuando Él esté dando la
Enseñanza; y si no van a cumplirlas, que no llamen a la puerta, que su Padre
contestará al que llama y al que abre”. 
Quedó esta familia sin poder dar a Juan respuesta. Y de
momento dijo el padre al hijo mayor –con más de veinte años–: 
   –Ve y di a uno del
matrimonio, que venga. 
Y delante de Juan dijo: 
   –Juan viene de
parte del Maestro, y tiene que llevarse la contestación mía y vuestra. La mía,
ya la lleva: “Dile que en mi casa no habrá una silla ni lugar para oírlo a Él
los vecinos que no cumplan su Doctrina, hasta que a Él Lo busquen y Él dé el
sí. 
Desperté, oí: 
Juan hablaba muchas veces con esta familia, y casi lo
convencían en dejarlo callado, pero con grande pena. 
Él creía que un día le daría el Maestro la noticia de que ya
estaban cambiados. 
Ése no era el camino, después de estar hablando el Maestro a
sus vecinos. 
De gran monte les sirvieron las Palabras que el Maestro allí
con Juan les mandó. 
Ya vieron a Juan un hombre de distinta condición. 
Pero Juan, por su Maestro, da lo que el Padre le dio: 
Una vida consagrada a Obediencia y Amor.
***
Libro 13 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo II - C5


 
No hay comentarios:
Publicar un comentario