En Sueño Profético decían:
Pon tu pensar en estas
palabras que dicen en la Gloria:
Mientras viva tu cuerpo, el
Arrobo no le faltará a tu espíritu. Sólo con la contestación de tu pensamiento
le puedes a los sufrimientos, porque es pensar y Visión. Y el que Esto crea,
con Amor sentido, si tiene la presencia del Elegido también puede sentir esta
grandeza, y ya le puede a todo el mal que le llega.
Dijo un espíritu de la
Gloria:
Si el hombre al que la vida
le diera sufrimientos estuviera en este camino, que es largo, con Amor de Dios,
este Amor le hace el camino corto.
El Elegido quisiera que
todos los que conocen esta Grandeza la fueran pregonando con los Libros, que es
la Palabra de Dios dicha en su Gloria, unas veces con la Voz de Dios y otras
con su Mando en los espíritus que están en su Reino. Pues, con esta cantidad de
Libros, con los prólogos de los Obispos y con la Licencia de la Iglesia, Casa
de Dios, deberían juntarse los que conocen esta Grandeza y cundir esta
Enseñanza. Que los tiempos modernos han querido que se retire la Existencia de
Dios vivo, con su Cuerpo, a su Gloria y a su Reino.
Decían espíritus que cuando
tuvieron cuerpo conocieron a los Discípulos de Dios Hijo, Maestro como Él
quería que Le llamaran:
La cultura y el adelanto actúan retirando al hombre de la Existencia y del Mando de Dios. Haciendo el Mando de Dios todo sobraba para que la Gloria no la perdieras.
Desperté, oí:
Estaban hablando muchos del
adelanto, de la cultura y de decir a todo:
“Eso no es malo, porque los
tiempos han cambiado”.
Pues decían, los que
vivieron y conocieron a unos Discípulos, que la Enseñanza que Dios le dio a sus
Discípulos era distinta a la que hoy da el adelanto, quitando la Existencia de
Dios.
Todo es por falta de creer y
de amar, sabiendo que Dios es el Dueño de todo el Mundo.
Pues, ¿cómo hacer vida de
pecado poniendo el adelanto?
Decían que si puede el
adelanto quitar el día o la noche, el aire o la lluvia, los truenos o las
tormentas.
Los cuerpos tienen vida
hasta que la muerte les llega. Que igual le llega al rico y al pobre, al niño,
al joven y al más viejo.
Hay muchas comparaciones que
al adelanto lo dejan con retraso. Que lo están viendo, cuando mueren niños y
mayores de hambre, y cuando, con grandes cañones y herramientas para matar,
llenan los campos de cuerpos matados.
Decían:
¡Adelanto maldito, que le
estás dando a Satanás el sitio!
Que Dios permite para dejar
al descubierto al que Lo ama y Lo sigue.
***
Libro 69 - Dios No Quiere, Permite - Tomo VIII
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