En Sueño Profético decían:
Si el Amor tuviera peso, a
pocos se les vería cansados.
Dijo no:
Yo oí esta frase un día a dos
mujeres que del Amor a Dios hablaban:
Si el Amor tuviera peso, a
pocos se les vería cansados. Yo no sé cómo pueden vivir con tanto amor a todo
lo que junto no es nada, y sin Amor a lo que viene de Él. Mis oraciones, muchas
veces son pidiendo Amor, y hay veces que siento a ese Dios que no siente el que
no ama.
Ya contestó la que oía, que
antes estaba callada:
Pues yo hay veces que siento
como si alguien me hablara
y me empujara por dentro
para que fuera diciendo
este Amor que no te cansa.
Me da pena de dormirme,
por quedarme ya callada.
Me da pena de cundir
lo poco que a Dios Lo aman.
Y ya terminaron las dos en llanto.
Desperté, oí:
¡Que frase para ponerla
donde los hombres la vieran!:
“Si el Amor a Dios tuviera peso,
a pocos se les vería
cansados”.
¡Que Amor tienen estas mujeres,
que una sufre por dormirse
y de Dios no poder seguir
hablando.
La otra quisiera ver
a los hombres ya cansados
y pidiendo más querer.
El Amor hay que sentirlo
para poder ejercer.
Y una vez que ya lo sientes,
tú no te quedas con él.
Tú quieres ya repartirlo
a cualquiera que tú ves
que quiere amar contigo.
“Donde dos hablen de Mí,
Yo estaré con ellos”.
Ama tanto que este peso
ponga tu cuerpo encorvado.
Y que pregunten los hombres
que nunca a Dios amaron.
Que en haciendo la pregunta,
quedarán los dos llorando.
***
Libro 6 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo I - C4
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