En Sueño Profético
decían:
Sólo recordando las Palabras que Dios Hombre dijo a los
hombres cuando vivió de Hombre, bastaba para ser hombre bueno, bastaba para
arruinar a la guerra, bastaba para hacer que escaseara el hambriento, bastaba
para que el espíritu viviera la Paz, bastaba para vivir en el Prójimo; que
Prójimo es Presencia de Dios.
Dijo un Discípulo del Maestro:
Una mañana, de esas mañanas de frío, que el hablar te roba
el calor del cuerpo y dejas comida por lumbre, veníamos con el Maestro, y al
pasar por un portalón –ya a las afueras de un pueblo– de estas casas que uno
rompió la puerta para refugiarse dentro y otro entró por la ventana sabiendo
que no había nada y no reñiría el dueño –era una casa en ruina, esperando hacer
cimientos, y ya sería una casa. Era una tapia en ruina, que aquel que quería,
entraba–, había un hombre mayor que le tiritaba hasta el habla, y un joven se
estaba quitando abrigo para dárselo al viejo, y entre el sí del joven y el no
del viejo, allí hicimos parada. Fue los dos ver al Maestro –que los dos ya Lo
conocían–, y se acabaron las palabras e intentaron inclinar las rodillas. Antes
se oyó al Maestro:
–Estáis cumpliendo con tanto Amor mis
Palabras, que el Amor ha hecho que Me mande aquí mi Padre. Veníos con mis Discípulos
y mi Mando”.
Y mirando al viejo, dijo:
–Ya no te faltará lumbre, comida y cama, por
llamarme con la certeza, sabiendo que a alguien Yo te mandaría”.
Ya, con su Mano puesta en el hombro del joven, dijo:
–Y tú has dado abrigo porque sabías que a Mí
llegaba y mi Presencia tenías”.
Y terminó diciendo a los Discípulos:
–Contad este hecho, para que sirva de Enseñanza, de Fe y de Amor al Prójimo”.
Desperté, oí:
No hay más creencia
y Amor a Dios,
que el Prójimo te conozca.
No puede faltar Amor
si no dejas la vereda,
que es el Camino de Dios.
¡Qué momentos vivirían
los Discípulos de Dios!
Momentos para aprender,
porque llevaban Amor.
¡Qué lección de Amor a Dios
daba el joven
para quitarle el frío
al anciano, enfermo y pobre!
Muchos, antes que él, pasaron,
miraron y siguieron andando.
Éste, ama y se queda.
No puedes a Dios amarlo
y al Prójimo olvidarlo.
El que al Prójimo no olvida,
a Dios llevará de Guía.
***
Libro 13 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo II - Cierre del Libro
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