En Sueño Profético decían:
Estas Comunicaciones no pueden estar en silencio. El silencio en la Palabra de Dios, Dios sabrá dónde ponerlo.
Dios, cuando se presenta al hombre, nunca dirá que es secreto.
“Si mi Nombre no pregonas, pierdes Gloria y tienes Infierno”.
Pues si Dios manda este Mando, el que Lo ama o en Él cree, tiene que publicarlo, y puede que en la publicación crezca en algunos el Amarlo.
Dijo uno:
No puede nadie presentar un Escrito de la Vida Pública de Jesús, el Salvador de los Hombres, en el que les dijera a sus Discípulos: “Tened mis Palabras en secreto, y si os preguntaran que si Me conocéis, negadlo, que los que vengan detrás de vosotros, cuando entierren vuestros cuerpos, hablarán todo lo que Yo os estoy diciendo”.
Dios no puede ser un Dios en secreto. Dios se da a conocer al hombre con la misma medida y el mismo peso.
El hombre es el que se retira de Él, se hace mudo, sordo y ciego, y ya no puede cundir este Evangelio, antes dicho, hoy diciendo.
Desperté, oí:
Si lees estos Escritos y los pones en muchas manos, ahórrate el decir:
“Yo creo en Dios y Lo amo”.
Yo quisiera que los hombres leyeran estos Mensajes mirando al Cielo, y algo sentirían en su interior y odiarían el darles silencio.
El hombre habla de Dios con alegría, porque Lo tiene por Muerto.
Y si con pruebas le dicen que está Vivo en su Reino, no acude y se retira, despreciando al Instrumento.
Cree en Dios, Ámalo, y ya rompes el silencio, que el silencio no es de Dios.
Él fue crucificado por decir:
“Yo soy Dios, que mi Padre Me ha mandado”.
“Mi Padre vive en Mí, y Yo vivo en mi Padre”.
“Cuando vuelva a mi Reino, allí estaré ya con Cuerpo de Carne”.
“Todo lo que tenga vida es Palabra de mi Padre dicha en Mí”.
“Yo soy la Vida para todo el que la quiera. El que no cunda mis Palabras, no cree en mi Existencia”.
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Libro 28 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo V - C2
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