En Sueño Profético decían:
Hay momentos en la vida que si a ti te llegaran, no sabrías cómo los recibirías:
Carne enferma con dolencias, sin esperanza que curen, y muerte de un ser querido.
Si estos sufrimientos ves en otro, piensa si fueran tuyos, y ya tú mismo te haces cambio y castigas tus sentidos y tu lengua, si juzgaste como el sufrir habías visto.
Dijo uno:
La muerte es lo único que te quita las esperanzas de que te vean vivo. En lo demás puedes hacerte grandes castillos, y ya vives con la esperanza de un día decir: “el sufrimiento se ha ido”. Tiene que ser más sufrimiento el que piense que el muerto no puede ser vivo. En cambio, el que cree en Aquí, siempre lo tiene vivo, y hace su vida igual porque lo siente consigo.
Desperté, oí:
Dile muertos a los vivos
que no quieren a Dios.
Y no les llames muertos
a los que quisieron a Dios
cumpliendo sus Mandamientos.
A éstos, diles:
“ya viven la Vida Eterna”.
Y pide que rueguen por ti
para que tú no la pierdas.
***
Libro 29 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo IV - C7
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