viernes, 27 de enero de 2017

Milagros con Fe y Amor

En Sueño Profético hablaban de los milagros. Decían que para ver milagros tenías tú que querer verlos, y que los milagros llegaban al espíritu y luego pasaban al cuerpo, y que había veces que Dios mandaba milagros para el que estaba pidiendo por el que le hacía falta este milagro en su cuerpo.

El hombre pide milagros y los pide ofendiendo, a veces con gesto duro y con dudas de que Dios pueda hacerlos.

Dijo uno:

Yo vi pedir un milagro a un hombre con tanta fuerza y tanta confianza, que Dios le mandó respuesta.

Pedía por un amigo que a medias con él tenía una huerta. En todo estaban de acuerdo, como si fueran un solo dueño, pero el nombre de Dios les hacía discutir. Uno jamás Lo nombraba, y del otro era su respiración y no podía ocultarla. Yo le oí:

“Señor, haz que tu Nombre en él lo oiga, aunque mi lengua se enferme y ya nadie en mí lo oiga, que más veces lo diré en mi memoria. Señor, que su espíritu se cure y que mi cuerpo se enferme”.

No terminó las palabras y dijo: “¡Por allí viene!”. Antes de decir palabras, el nombre de Dios se oyó:

“Tengo que creer en Dios y que su Nombre me oigan. Las vacas que ayer tenía, y que hoy estarían muertas, están de pie y con vida. Mis gritos llenaron el establo de chiquillos y de mujeres”.

Desperté, oí:

La Fe y su Amor a Dios son tan grandes, que ofrece a Dios su cuerpo para que enfermedad le llegue y a cambio pueda oír “¡Dios mío!” en la boca del que tanto había ofendido.

Cuando pidas los milagros no importa a quién le lleguen, lo que importa es que tú sepas que tu súplica a Dios llega.


***

Libro 24 - Dios No Quiere, Permite - Tomo IV - C2

1 comentario:

  1. Lo pronto que Dios respondió a este Santo varón me recuerda a un hecho que yo viví antes de conocer este Caso,que si veis que no está bien que lo cuente podéis borrar el comentario. Era yo aún muy joven creo que eran 22 o 23 años,me había comprado una Biblia y la leía con la inquietud de encontrar la Verdad, no entendía mucho las Escrituras y allí andaba yo buscando algo sin saber que ese " algo" era Dios,una noche, leyendo el Evangelio de San Juan llegué a las Palabras:«El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él.» Me quedé pensando en el privilegio tan grande que tendría la persona que conociera al Elegido que Dios se le revelase y por otra parte me decía " madre mía, donde vivirá el que Dios se le manifieste!!"
    Esto lo pensé con tristeza,no creyendo alcanzar tan gran Premio en esta tierra.A los pocos días llegó a mi casa una familia invitada...era Maruja Cazalla! Ella fue la que a todos nos habló del Elegido de Dios,mi pensamiento se fue a lo aquella noche había pedido no con palabras pero si con pena de querer conocer al Elegido.

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