En Sueño Profético decían:
Si no hubiera Dios, no habría arrepentimiento. El arrepentimiento busca a Dios. El arrepentimiento no descansa hasta que siente el Perdón. Arrepentimiento vivido, no hay sufrimiento mayor, no te creen ya palabras, y si das explicación, es difícil que comprendan los que no aman a Dios, aunque por buenos se tengan.
No hay sufrimiento mayor, que te veas en el pecado y pienses: “soy pecador”. Aquí es cuando quisieras morir, o vivir más tiempo para poderte curar con un gran arrepentimiento.
Pero cómo explicar aquel mal tan grande hecho. Ya, cuando llega la fuerza de un Dios que olvida y perdona, no te importa que te miren o que todo tu pasado lo agranden o te lo achiquen. Lo que te pone sin vida es haber ofendido al Cielo, haber vivido la fiebre de espíritus del Infierno.
Yo nunca creí sentir aquella contestación que Dios me mandó del Cielo.
Desperté, oí:
Si mucho se publicara,
pecado, arrepentimiento y Perdón,
por fuerza cambiaría el hombre.
Recordando el pecado
y poniéndolo en letrero
habría menos hombres malos.
Y al remordimiento,
enseñar a llamarlo,
pensando:
¿Por qué hice esto mal?
¿Por qué de este mal no me aparto?
Esto te hará mirar al Cielo
y algo has de notar
que del mal te va quitando.
Cuando sientas esta lucha,
ya Dios está perdonando.
AGUSTÍN DE MÓNICA
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Libro 26 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo III - C2
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