En Sueño Profético decían:
Si pensaran en la muerte del cuerpo y en la vida eterna del espíritu, no podrían dar desprecio al que Dios trae a su Reino para enseñar a no perderlo.
Si pensaran en la muerte del cuerpo y en la vida eterna del espíritu, no podrían dar desprecio ni tener en abandono esto que baja del Cielo.
Dijo uno:
El que piense cuando muera ponerle a Dios pretexto, antes, que busque la injuria, porque Aquí no entra, en el Cielo. Si cuando pudo en la Tierra, le dio desprecio, ¿cómo luego Dios le va a dar entrada en su Reino? Su Reino es para el que lo quiera pidiéndolo ahí con cuerpo, que puede pedirlo con el Amor al Prójimo o con un gran arrepentimiento.
Desperté, oí:
Este Caso, él solo se defiende y deja al descubierto al que lo quiere, al que lo busca o al que lo desprecia porque a Dios no quiere.
Hay muchas formas de dar martirio al que Dios elige.
Una, con el desprecio.
Otra, con el martirio de cerrar caminos que podían estar abiertos y achicarle el sufrimiento al Elegido
Si pensaran en la muerte del cuerpo y en la eternidad del espíritu, con las rodillas en el suelo y la cara tapada, oirías: “¡Perdón, Dios mío!”. Y pedirían perdón por decir ¡Dios mío!
Que esta palabra no va al que no quiere oír lo que de Su Reino baja.
Estas Palabras son dichas por Dios Hombre:
“El que Me busca, Me encuentra”.
“Y cuando dos estén hablando de Mí, Yo allí estaré”.
Pues ¿qué presencia tendrán cuando presenten Escritos que Dios en su Gloria los manda dictar?
El Instrumento obedece y da desprecio al que a Dios quiere engañar.
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Libro 27 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo II - C4
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