En Sueño Profético decían:
Si no quieres a Dios, pide por ti antes que por nadie. Si Lo quieres y en momentos de tu vida Le pides cuentas, piensa: “mi Amor a Dios no vale, porque es amor de la Tierra.
El Amor a Dios es crecimiento en la alegría y en el sufrimiento. En la alegría, para darte a los demás. Y en el sufrimiento, para poderlo llevar y que vayas dando ejemplo de cómo seguir a Dios en el sufrimiento.
Dijo uno:
Si en estos momentos de tu vida no estás con Dios, puedes pecar, porque el llanto, la alegría y la abundancia de bienes, tienes que saber administrar. Porque en los dos extremos tienes riendas que llevar, para que el que vaya viendo compare y te ponga de ejemplo, y puede que con este saber le achiques sus sufrimientos.
Desperté, oí:
Puedes perder el Cielo, lo mismo en la alegría y sobra de bienes, que en los sufrimientos.
Unos te quitan y te hacen que olvides al caído y al hambriento.
Y ya no cumples los Mandamientos.
Y otros te hacen pensar: “¿cómo Dios consiente esto?”.
Acuérdate del hambriento si ves que tienes de sobra, y coge camino recto.
Y cuando tengas sufrimientos, en vez de pedirle a Dios cuentas, piensa cómo Lo clavaron y cómo a la Madre Virgen se Lo entregaron.
Si vives Prójimo, aprendes y enseñas.
Porque la práctica y la experiencia no se aprenden de las letras.
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Libro 29 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo IV - C5
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