En Sueño Profético hablaban de estas Comunicaciones, que eran Enseñanza para alumnos y catedráticos, para hombres y para niños, para padres y para hijos, para el que practicara la Palabra de Dios sin ver altura de edificios. Pero veías la Creación de Dios, que vida le daba al pueblo: el río con sus montañas; las aves con sus alegres trinos y con sus vuelos; los olivos y su cosecha, con distancia a la del trigo.
Dijo uno:
Así era mi pueblo. Y en la entrada había una ermita: refugio de alegría y sufrimientos. Pero nunca estaba sola esta ermita de mi pueblo. Había un hombre en la puerta, pero no estaba pidiendo, era porque le gustaba hablarles a los chiquillos de cuando él era como ellos. Así formaba amistad y a la ermita los entraba. Pues hubo quien llevo a los padres, que viviendo en el pueblo, no conocían la ermita, por vivir de Dios lejos.
Desperté, oí:
Este hombre enseñaba a amar a Dios y no conocía las letras.
Conocía la Presencia de Dios, y a la Virgen siempre la tenía en su boca con estas palabras:
“Sed buenos, que la Virgen os está viendo y sufriendo, pensando en vuestras madres por si os ponéis enfermos o por si os maltrata alguien”.
“Como a su Hijo Le hicieron, golpearlo hasta matarlo, como en la ermita lo estáis viendo”.
“Sed buenos, y enseñad a que sean humildes como corderos”.
“Que también sufren las madres de los corderillos cuando oyen el balar lejos y no pueden con su lana abrigar el llanto que están oyendo”.
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Libro 29 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo IV - C6
Que historia más conmovedora! Como hablaba el Santo sentado a la puerta! Que los chiquillos quedaban prendados y acarreaban a los padres! Con que pocas palabras ha dictado Dios este Mensaje que de querer aprender no hacen falta títulos si no tan solo un grano de Fé.
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