En Sueño Profético decían:
El espíritu que no es de Dios, obliga al cuerpo a ir por caminos que no son de Dios.
En cambio, los espíritus que están al servicio de Dios, con una mirada al Cielo que tú hagas, ya te acuden y te ayudan a que veas el engaño que antes tú no veías.
Dijo uno:
El cuerpo siempre hace lo que le manda el espíritu. Pero el cuerpo nunca está solo, siempre tiene, como el cuerpo, visitantes a menudo, para que tú, con la Libertad que Dios deja, a unos abraces y a otros les abras las puertas. Y ya tu cuerpo lo pones al servicio de la ira y la soberbia, y niegas la caridad, y al Prójimo no te llegas. Todo esto hace que viva en tu cuerpo el espíritu del mal.
Desperté, oí:
El que ama a Dios, nota en su cuerpo palabras y acción de Dios o del Demonio.
Lo de Dios va dejando huella, que no puede quitar ni tapar el que a Dios no quiera.
Decían en la Gloria, que el cuerpo era pluma de ave puesta en el ave.
El espíritu de Dios lleva siempre al cuerpo por el Camino de Dios.
Pero pocos entienden este Camino. Y ponen contradicción, con ejemplos y palabras, para retirar de Dios.
Y los tiene al acecho, siempre culpando a este Dios:
“¿Por qué Dios consiente esto?”.
Este pensar no le llega al que siente a Dios por dentro. Porque antes de que le llegue, ya está maldiciendo con este pensar, del que salen palabras o queda en silencio:
“Vete, enemigo malo, que mi espíritu le puede a mi cuerpo. Que quiero ir pregonando que Dios es mi Consejero”.
Los espíritus que no son de Dios, aumentan los sufrimientos.
***
Libro 24 - Dios No Quiere, Permite - Tomo IV - C7
No hay comentarios:
Publicar un comentario