En Sueño Profético hablaban en la Gloria espíritus que sirvieron a Dios el tiempo que tuvieron cuerpo, y que hoy, Dios, los manda para que de su Gloria comuniquen a los cuerpos que quieren Paz, que quieren Gloria y que quieren que el bien no quede en secreto.
Hablaban del desprecio al pecado; de la enseñanza a lo bien hecho; de la alegría de sentirse perdonado, cuando vivías entre centinelas del desprecio, con tu carga del pecado.
La alegría de sentirte perdonado no la puede comprender uno que no haya pasado por lo que yo pasé: por el pecado de escándalo.
Yo, en mis noches largas y a veces cortas, a Dios le pedía que me mandara por sitios que pecadores hubiera, que yo quería vivir, y a Dios no podía engañar, para ofrecerme a quitar al que mala vida hacía.
¿Quién podía negarme, a mí, que quitarse no podía? Yo les contaba la fuerza que el pecado tenía.
Cuando al salir de tu casa, tú ya ibas preparado para buscar al que hacía mala vida, entonces te atormentaban: ¿Quién te podrá oír cuando tu quieras decir: “Yo creo que estoy perdonado. Le he pedido a Dios la muerte si falta no Le hago para buscar a pecadores que como yo estaban pecando”?
Fue terminar las palabras y sentirme fuerza y llanto.
Desperté, oí:
Era vivir,
cuando yo sentía la fuerza
de que a Dios podía servir.
No me importaba
el oír mi nombre con insultos
del que a Dios no amaba.
Yo hacía mi confesión
en aquellas noches largas
que me acudía a mi mente
un camino de esperanza.
Yo lo que sí recomiendo
es lo que en la Gloria me mandan dictar:
que si Agustín se quitó del pecado,
tú también te puedes quitar.
Pero tienes que decir:
“Señor, yo ya no quiero pecar”.
AGUSTÍN DE MÓNICA
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Libro 26 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo III - C6
Que gran Santo Agustín! Su estilo es de amor encendido, si el que tiene grandes cargas de pecado oye a Agustín fijo que se hace santo también.
ResponderEliminarTiene frases preciosas ,únicas, y un vaivén de humildad que perfuma los renglones donde quedan escritas.