En Sueño Profético decían:
Si fueran preguntando, como Mandato de Dios, ¿qué es creer en Dios?, muy pocos darían bien la respuesta. Y si preguntan ¿qué es Amarlo?, no cuadraría la cuenta de cómo actúan a la respuesta. Todo es Amor faltando y vivir en el engaño de ese teatro de la Tierra.
Dijo uno que siguió los Pasos que iba dejando el Maestro:
Yo Le oí un día a Dios Hombre y Maestro –como Él le decía a los Discípulos que Lo llamaran–, para que el secreto no existiera en el hombre, no en el Maestro, por ser Dios y saber todo antes que ser por Él creado:
“El que más crea quien Soy, será el que no diga: “Maestro estoy haciendo”. El que crea y ame, a todo dirá: “¿Maestro, qué hago?”. Y si cree y ama, él obliga a la respuesta y que la acción siga al Mando que ha oído, y esto, contento”.
Todos contestaron con palabras y con el gesto de su cara:
¡Así lo haré, Maestro!
Desperté, oí:
Era grande diferencia decirle:
“¿Maestro qué hago?”,
a decirle:
“estoy haciendo”.
Pero había otro escalón más alto,
que era:
“¿Qué quieres que haga Maestro?,
que yo espero tu Mando”.
Esto era creer,
y más que creer:
Amarlo.
Amando a Dios de veras,
queriendo más Amarlo,
tenías siempre en tu boca:
“Maestro, dime qué hago”.
Y ya quererle guardar secreto,
era vivir condenado.
Si Dios mandara un mandato
de ir preguntando al hombre,
para que diera contestación
de qué es Creerlo y Amarlo,
verías contradicción
en su vivir actuando.
¡Qué alegría decir siempre:
“Señor, espero tu Mando”!
Decir “estoy haciendo”,
era de Dios no tratarlo.
***
Libro 23 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo IV - C5
Que luz más Bonita tiene que dar el espíritu que sirve a Dios de esa manera
ResponderEliminarEstos son los que en la Gloria están más cerca de Dios