En Sueño Profético decían:
Dios da sin cambio, Dios da sin medida. Pero ¿quién valora esto?
Dijo uno:
Debería el hombre pensar:
“Lo que yo recibo de Dios,
nadie me lo puede dar”.
“¿Quién podría hacerme un seguro
con una seguridad
de que mi cuerpo no muriera,
ni los que yo tanto quiero,
hasta que yo lo pidiera,
sin contar tiempo ni edad?”.
Si piensas al día esto,
tres veces nada más,
ya no le das importancia
a lo que por Dios hagas ya.
Lo que quieres es su Mando,
porque en el Mando vida da.
Si te manda con materia,
muerta tu carne no está.
Y si te manda en la Gloria,
ya no hay mandar igual.
Yo serví a Dios contento
cuando viví con materia.
Lo servía y yo solo me mandaba
aquello que sabía que Él quería,
aunque a mí no me mandara.
Yo vivía la alegría
de saber que Él esperaba,
y que si tú Lo querías,
Él jamás te abandonaba.
Pero al hombre yo le oía,
siempre pidiendo cuentas,
el porqué esto sería.
Unas veces contestaba;
y otras, yo tenía prisa,
y dejaba las palabras
en el ambiente perdidas.
Pero a mí, muchas más ganas
de servirlo me venían.
Desperté, oí:
Hablaban en la Gloria espíritus
que siguieron a Dios
cuando vivieron con cuerpo.
Pero que no fueron
conocidos por Elegidos.
Los conocían por hombre buenos.
Querían estar siempre
haciendo servicio al Cielo.
Nunca se vieron cansados
de practicar el Evangelio.
Sus espíritus siguen hoy
al Mando de Dios, sin cuerpo.
Ten contento y alegría
cuando hagas servicio al Cielo.
Que Dios te quita el cansancio
y te va aumentando Premio.
No hay alegría mayor
que querer hacer aquello
que sabes que espera Dios.
***
Libro 18 - Dios No Quiere, Permite - Tomo III - C6
Que poquitos son los que saben a ciencia cierta que Dios los está mirando en todas sus acciones y actuaciones
ResponderEliminarNos mira con la Esperanza de que con Amor contestemos a tanto como nos da y nos manda