En Sueño Profético decían:
La verdad, cuando es verdad,
queda en verdad y no en mentira.
La verdad, cuando va de Dios,
se alarga, se agranda,
y se achica al que quisiera decir:
“no es verdad, que es mentira”.
La verdad tiene una fuerza
con una grande medida.
Da fuerzas en el sufrimiento,
y estas fuerzas
se cambian en alegría,
y la verdad va creciendo.
Dijo uno:
¡Ay de aquel que cogiera el Nombre de Dios como negocio y mintiendo!
¡Ay de aquel que Dios mande sus Palabras, con el nombre de Evangelio, y quiera ir retirando y desmintiendo este hecho!
El hombre puede mentir en lo que sea del hombre, pero al Mando que Dios manda no puede llegar el hombre.
Es sin llegar, y su instinto es querer a Dios reformarle, creyendo ser él más intelectual que Dios –Manantial Divino, sabiendo lo que nadie ha visto por no tener imagen–.
Desperté, oí:
Es tan verdad esta Verdad,
que el hombre no quiere que sea.
Y en este “no querer”,
el silencio da respuesta.
¡Cuántas veces han pensado
caminos para ensuciar
lo que mancha no puede llegarle!
¡Cuántas palabras dirían,
que el miedo al Poder de Dios
hace que silencio guarden!
Es la Palabra de Dios,
si tú la quieres, para salvarte.
Pero el desprecio del hombre
le sirve para condenarse.
Si el hombre creyera en Dios,
y si el que cree Lo amara,
no podría vivir tranquilo
sin acudir donde este Hecho pasara.
***
Libro 18 - Dios No Quiere, Permite - Tomo III - C6
La tranquilidad que da saber que jamás podrán detener este Evangelio!
ResponderEliminarDe los que quieren callarlo ,primero desprecio y después infierno
Infierno buscado voluntariamente por ellos mismos