En Sueño Profético decían:
Aquí se ve que actúa Dios por la
fuerza que tu presencia lleva cuando vas a pedir algo que es justo que lo
concedan.
Dijo un espíritu de Dios:
Esto tiene ya su tiempo pasado
para que no le cueste al hombre trabajo premiarlo. Si sigues esta gran Verdad,
ves que el Elegido siempre va dando ejemplo con la vida que va pregonando noche
y día. Pero nunca le ves enfado ni cansancio. Siempre se trae a su memoria a la
Madre Virgen, y ya su pensar es hasta de pedir Perdón con estas palabras:
“Señor, no te enfades porque yo
crea que mi sufrir es grande. Señor, no te enfades, pero quiero que me conozcan
como mandada por Ti. Señor, concédeme este pedir, que yo estoy liada”.
Este pensar no le falta ni de día
ni de noche, porque cree que a Dios Lo están queriendo otros más. Y también
tiene este pensar:
“Señor, que nadie Te quiera más
que yo. Aunque yo parezca que tengo enfado, no lo tengo, porque quiero que
muchos Te quieran”.
Desperté, oí:
Tu presencia que no falte,
acompañando a la niña enferma al sitio que la ley de la medicina pide.
Pero Dios está en tus peticiones,
que son éstas:
“Señor, cúrala y dime qué tengo
que hacer para enseñar a vivir, aunque sufran, queriéndote cada día más”.
Milagros de curaciones de cuerpo
ha habido muchos, pero el hombre se asusta cuando dicen “lo ha dicho Dios”, y
ya lo callan.
El sueño tardó en llegar y duró
poco el estar dormida.
Pero el despertar le trajo
alegrías, diciendo Dios los milagros que hacía.
Pero que muchos no se
comprendían.
Libro 47 - Dios No Quiere, Permite - Tomo VI - C6
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