En Sueño Profético decían:
¡De cuántas maneras hacen engaño los espíritus del mal!
¡De cuántas maneras te quitan de la Verdad!
Pero estando esta Enseñanza, si tú quieres, te deslías de aquello que del Bien de Dios te aparta.
Dijo uno:
Si te paras a pensar, verás que como admitas el consejo que te dan, ya de ellos no te retiras, porque siempre te pondrán algo para que tú pienses: “esto que yo hago no es malo”. Y te irán poniendo con triunfo aquello que no es la Verdad. Pero el que Aquí Dios trae, acepta hasta un final que Dios le dice que no pase.
El Demonio sabe poco para al Elegido engañar. Lo que ocurre no es engaño, es Permitir de Dios.
Si el hombre fuera anotando hechos de este Mando, vería Luz no de la Tierra, vería Luz que va guiando, que el que la obedece es el que recibe Premio.
Tus palabras sean dichas como objeto que no es tuyo y que tienes que entregarlo. Y luego, el que lo reciba, que lo desprecie o lo abrace. Tú haces el cometido del Mando del Único Dios que hay.
Desperté, oí:
Con esta Fuerza de Dios, no calla el que Aquí viene.
Con esta Fuerza de Dios, ve y oye, antes de que a ti te llegue, lo que viene para ti.
Hay momentos en los que se encuentra queriendo y no queriendo decir aquello que en el arrobo ya fue dicho para ti. Para ti, como Enseñanza.
Pues el Mensaje dictado no tiene sexo ni clase. Pero si tú entras en este Mensaje, obedece y da gracias, porque Premio te ha llegado.
Si de Dios tienes rebose, no puede llegar enfado.
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Libro 25 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo III - C4
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