En Sueño Profético hablaban de conocer lo que va de Dios y lo que va de espíritus que están al servicio de los demonios. Decían:
Lo mismo que cuando ves una obra buena tienes que nombrar a Dios por el bien que va dejando, y de palabras o en tu interior quedan estas que aquí dictan: “Dios se lo pague”. –Estas palabras salen del bien, porque el bien obliga a que le respondas para que este responder le llegue a Dios–. Pues igual quiere Satanás oír la discordia y poner en contra de Dios de las mil maneras que tiene.
En unos espíritus actúa con violencia, y a otros quiere llevárselos por la desesperación. Luego está el ofrecimiento a lo que no tienes, ofreciéndotelo en contra de la Palabra de Dios y aumentándote el deseo para que hagas aquello que de Dios te retira por fuerza.
La actuación del cuerpo va del espíritu.
Desperté, oí:
Las personas que su espíritu es mandado o dominado por espíritus que no son de Dios, su actuación y sus palabras te lo confirman.
Te lo confirman también muchas veces en el engaño de querer aparentar que son buenas.
Si tú estás entregado a Dios, se encuentra solo el espíritu que es mandado por Satanás, y éste ya no le da mando, y puede la Fuerza de Dios.
Estas Enseñanzas, si se practicaran, daría poco mando Luzbel.
Él manda a los espíritus a que provoquen a la bondad.
Y a otros los busca de vivienda, y ya son personas diabólicas.
Este espíritu intentó ponerse en contra de Dios con desafío y engaño.
Dios lo aparta y le da nombre: “Satanás, príncipe de los diablos”.
Cuando lo veas venir, pon la bandera de Dios y quedará fracasado.
Esta bandera es vivir siempre en Dios pensando.
Y ya tus actos contestarán y lo apartarás de tu lado.
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Libro 25 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo III - C4
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