En Sueño Profético decían:
Si pensaran en este Vida, pondrían la preferencia en lo que nunca termina, que es la Vida Eterna, y no le harían daño al que este servicio lleva. Que esto ya ocurrió antes de que Dios, de Hombre, pisara la Tierra.
Dijo uno:
Siendo una cosa tan grande el Saber para no perder la Gloria, pocos quieren saber para no perderla. Y si saben que pueden ayudar a no perderla, cogen caminos distintos y la ayuda la reservan.
Se van a poner unos ejemplos para ayudar al cuerpo:
Si ven que un puente se va a caer, pronto ponen un letrero diciendo que el puente en peligro está. Y no conforme con ello, el paso lo cortarán, por temor a que se mate el que no vea el letrero.
Y en las cosas de comida para el cuerpo, cada día hay más vigilancia para retirar lo que pueda enfermar al cuerpo o morir de momento. Y toda la lucha es comer lo que más vida le dé al cuerpo, que todo está en el camino que va bien recto. Pero, ¿por qué no se hace igual –por no decir más– con lo que puede al espíritu matar o enfermar: darle la ayuda para que el espíritu no se vaya de la Gloria, donde la muerte no está?
Desperté, oí:
Decían en la Gloria palabras que daban risa con llanto.
Ponían comparaciones de cómo el hombre no pensaba en la muerte, en la muerte del espíritu.
¡Qué pensamientos tan cortos te ponían las palabras, para que cuidaras lo que muerte no tiene!
Tenía el hombre que ponerle al espíritu el cuido que le tiene al cuerpo, a la cultura y al adelanto.
Porque el cuerpo es hoja verde, que cae al suelo y queda el árbol.
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Libro 27 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo II - C7
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