En Sueño Profético decían:
El Amor a Dios
es el que hace comprender aquello que no comprende el que este Amor no siente.
El Amor a Dios
acaricia y aconseja lo que no enfada a Dios.
Unas veces te
empuja a que rompas silencio, y otras veces te deja sin tener movimiento de
palabras ni acción, porque no comprenderían
esta actuación de Dios.
Dijo uno:
Yo oí hablar a
Teresa de Ávila –no a mí– a unas familias que se juntaban al paso de ella.
Decían frases, con tanto Amor a Dios, que eran fuertes y no molestaban. Ésta
era muy oída en ella:
Vivo en la Cárcel de Dios,
y sin tener centinela,
ya no me quiero salir,
y quiero ser prisionera.
Esta Libertad de Dios
no la comprenden los hombres
que están retirados de Dios.
Desperté, oí:
Cierto, que al sentir Amor,
de este Amor que a tu espíritu
le da alegría y buen consejo,
unas veces eres barro,
y otras veces eres hierro.
Barro para los que piden
este Amor que no es secreto.
Hierro para los que dudan
de que Dios hable en un cuerpo
o en el desierto.
Es tan difícil explicar,
Amor comparado con fuego,
barro o hierro.
Es tan difícil oír,
Amor a Dios y decir:
voy a hacer lo que estoy viendo.
Este Amor, si tú lo pides,
piensa que eres prisionero,
que tú mismo vas firmado
con el bien que vas haciendo.
Estas frases que se han dicho,
han salido de la Cárcel
que vivió Teresa en suelo.
***
Libro 26 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo III - C5
El Amor es el protagonista en los Mensajes de Dios y Teresa es catedrática en la enseñanza del Amor de Dios
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