En Sueño Profético decían:
Procura que lo que quede en la Tierra no sea haga imprescindible y te amargue la existencia. La Tierra persigue más al que más puede servir para hacer este mandar. Ya te presentará escenas para irte a su favor y que no caigas en la cuenta que lo primero es lo de Dios. Porque al principio o al final tú dejas lo de la Tierra.
Dijo uno:
Llámale Sabio del Cielo a aquel que haga el servicio, primero, a lo del Cielo. Haciendo este servicio, todo lo ves pasajero. Porque tu alegría es: “yo llevo a Dios por dentro y en mí no puede acampar nada que me pueda quitar este servicio que tengo, de cundir y publicar lo que a diario yo veo”.
El que crea esta Verdad, es noche y día sin descanso. Y aunque lo veas sentado, tú piensa que él está andando.
Desperté, oí:
No puedes creer ni amar a Dios,
y dejar, pudiendo, esto en silencio.
Los espíritus del mal
batallan más que los buenos,
por el hombre
no amar a Dios de verdad.
Si el hombre amara a Dios
o Lo quisiera amar,
ya buscaría el camino
para poner aquí final.
¡Qué cierto que es Sabio del Cielo
aquel que haga el servicio,
primero, a lo del Cielo!
¿Quién te pagará monedas
que luego estas mismas sirvan
para que compres la Gloria?
Estas monedas son Fe, Amor,
y ya llega Confianza
para que pidas a Dios
todo lo que te haga falta.
Todo lo que la Tierra te niega,
y entonces de Dios te aparta.
Si tienes inquietud de Dios,
pídele con Confianza,
porque si pides sin Fe,
es la Tierra la que manda.
La Fe se ancla en el Cielo,
y el Cielo es el que manda.
Donde hay Fe, llega Mando,
y este Mando es cundido
sin pereza y sin descanso.
***
Libro 21 - Te Habla El Profeta - Tomo III - C5
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