En Sueño Profético
hablaban de la Confianza en Dios. Decían:
La Confianza no se
aprende, la Confianza nace cuando tú con Fe digas: “Señor yo quiero lo que Tú
hagas y acepto lo que permitas. Yo quiero seguir tus Pasos y no irme de tu
Camino, aunque el hombre me presente otro camino más llano para que el Tuyo yo
deje. Dame Señor Confianza, que Confianza que de Ti llegue es vida para el
cuerpo y el alma”.
El sufrimiento se agranda
o se achica según tengas la Confianza.
Dijo uno:
Un día Le preguntaron a
Dios Hombre:
–Maestro, ¿qué es la Confianza?
Contestó el Maestro y nos
dejó Enseñanza:
–La Confianza es el Amén en las Palabras que mi Padre dice en Mí. Luego, Yo las digo en el que dijo el Amén cuando en Mí las oyó”.
Desperté, oí:
No porfiaba el Maestro
donde Amén no había.
Si porfiaba, era Fuerza,
no Confianza como El
quería.
El dejaba más Palabras
donde decían:
“Maestro, ¿vuelvo otra
vez allí mañana?”.
Había sido un trabajo
duro y sin ganancias.
Pero volvían contentos
si el Maestro los
mandaba.
Esto les hacía crecer
cada día más la
Confianza.
No podía ir con El
el que vivía lo que veía,
como no fuera diciendo
con Fe:
“Señor, yo quiero lo que Tú hagas,
y acepto lo que permitas”.
***
Libro 23 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo IV - C5
Es la confianza plena en Dios un tesoro de eterno valor
ResponderEliminarCuanto más confianza tengamos en Dios más felices seremos
Confianza sin límites, felicidad sin límites.