En Sueño Profético decían:
Tiene el
hombre en la Tierra tres escalas de vivir con distintas diferencias.
El primer
valor se lo da al dinero y a las riquezas.
El segundo
valor, al cuerpo, para la curación de la carne. Aquí paga y ofrece lo que tiene
él, o lo que tiene otro. Se abandonan cargos grandes o se abandonan negocios
para curar a la carne.
Ya queda,
cuido al espíritu, enseñanza y curación.
Si está
enfermo, cuido ninguno.
Enseñanza y
curación no se practican porque falta creer en Dios, y creer que hay otra Vida,
donde todo lo que antes se ha nombrado, Aquí no se necesita: ni el cuerpo, ni el
dinero, ni los valores que ahí cuidas.
Desperté, oí:
Riquezas, cuerpo y espíritu
han sido los tres personajes
de este
Mensaje en la Gloria.
El que lea estos Escritos
ve que no
tienen reforma.
¿Quién se atreve a reformar
lo que Dios
dicta en la Gloria?
No hace falta meditar
para poner la
razón y decir:
“¡Señor, perdona!
Perdona que me haga esclavo
de los bienes y de mi persona
y al espíritu maltrate.
Perdona, Señor, y obliga
a que enseñen
del espíritu”.
Luego, ya,
que el hombre
elija.
El cuerpo y las riquezas
no son para el que se cree dueño,
son para
dejarlas en la Tierra.
Sana primero el espíritu,
y después, ya,
lo que venga.
Que lo que das al espíritu,
Dios te lo
tiene ya en cuenta.
***
Libro 22 - Investigaciones a la Verdad - Tomo III - C4
Que pérdida de tiempo, todo lo que no sea para Dios
ResponderEliminarCuando hay Amor verdadero, no tienen cabida las grandezas de la tierra