En Sueño Profético decían:
Siempre exige más a Dios el que
menos Lo ama. Y más le pide aquel que mucho Lo quiere. Le pide porque sabe que
Él todo lo tiene y todo lo puede. Le pide con confianza de que todo se lo da,
que le da hasta lo que él no puede ver por vivir espíritu con materia. Esta
confianza se la hace el Amor a Dios que siente y presenta en todos sus actos.
Dijo uno:
Hay quien ama tanto a Dios, que
sufre en silencio para que el que no ama a Dios no culpe a este Dios de las
contrariedades que al hombre le lleguen por los que no aman o por enfermar la
carne con poca edad o con edad sin aceptación. Todo esto es temporal o Eterno,
sabiduría que falta para poder entenderlo.
Dijo el mismo:
Un hermano de mi padre siempre
estaba con mi padre discutiendo por culpar a Dios de lo que él, por su falta de
Amor, no podía llegar a comprender. Era verlo, y soltarle las noticias y su
opinión:
–Luego dices… ¿cómo Dios no evitó esto? ¿Cómo puede ser persona tan
buena y vivir sin descanso?
Esto, cada vez que mi padre lo
oía, era un martirio. Ya un día le dijo mi padre:
–Mira, no vengas más a mi casa hasta que sientas a Dios, que Lo sentirás
cuando no Lo culpes, cuando Le pidas Perdón.
Desperté, oí:
Estos dos hermanos eran
de sentir tan diferentes…
Uno, en todo lo que hacía,
a Dios Lo tenía presente.
El que Amor no tenía,
siempre iba preguntando:
¿Cuánto tiempo lleva enfermo?
¿Qué daño ha hecho en la vida
para que esté castigado?
El que amaba, si veía
enfermedad o sufrir,
su primer ruego era el Cielo:
“Señor, que culpas nos sean para
Ti”.
Que éstos son unos segundos,
para esas horas sin fin.
Que la materia no duele
cuando piensas: “Dios me quiere
porque mi espíritu es sano”.
Es sano sin los dolores
que producen los pecados.
El que ama, pide a Dios
y se olvida de la exigencia.
Y siempre tiene el pensar:
“Siempre será lo mejor
aquello que Dios lo quiera,
sin pedir explicación”.
***
Libro 14 - Dios Manda En Su Gloria que Enseñen - Tomo II - C4
No dice el Mensaje el remate del mal hermano,su falta de Amor al Cielo le tenía carcomido el espíritu y también la falta de confianza.
ResponderEliminarUno de los dones más grandes es la plena Confianza.