Quedé dormida, diciendo sin
palabras: “Señor, ¿qué hago? Pídeme lo que quieras, que yo lo hago”.
En Sueño Profético decían:
Tus preguntas sean constantes. La
fuerza de la verdad hace constancia. Y la constancia, muchas veces hace pensar
al que se enfrenta con esta constancia.
Uno de los dos tiene que quedar:
constancia o contestación. Que para el que es de Dios, nunca es perder, siempre
es ganar.
Si contestan, ¡Bendito sea Dios!
Y si no contestan, siempre dirás: “Señor, ¿qué hago? Mándame lo que Tú
quieras”.
Esto es humildad ante Dios. Ante
el hombre es cumplir un mando. Que ya el hombre ve y oye este mando según su
enfrentamiento haga.
Desperté, oí:
Fecha del Mensaje:
fecha de carta a Roma.
La Fuerza del Bien
te hará fáciles las palabras.
Las fuerzas del mal
quisieran dejar
esta Grandeza callada.
Pero, ¿cómo creer en Dios
y rechazar sus Palabras?
El Mando del Elegido
no lo detiene la muerte
que ve el hombre en el cuerpo.
Porque Aquí hay Mando,
igual que en el Elegido,
pero sin cuerpo actuando.
El Amor a Dios rompe barreras
que el que no quiere a Dios
puestas le tenga.
Tiene gran valor
tener justificantes
de que el cansancio no llegó.
Que puede llegar momento
de darle publicación
a las veces de llamada
al Representante de Dios.
***
Libro 18 - Dios No Quiere, Permite - Tomo III - C8
Si de una roca en el desierto sacó Dios torrentes de agua,
ResponderEliminarResucitó a los muertos, abrió camino en el mar..
Quién que haya estudiado teología y crea en El, puede ni siquiera pensar que a Dios se le pueden poner barreras?