En Sueño Profético decían:
¡Qué alegría y qué contento vive
el espíritu cuando a Dios le está sirviendo!
A este espíritu de Dios, al
pensar “no me han mandado”, ya tristeza le llegó. Que esta tristeza la ponen los
espíritus que no son de Dios, para que le llegue el pensar: “Yo ya no le sirvo
a Dios”.
Dijo uno:
Este pensamiento, apártalo con
valentía de ti. Y cámbiatelo por este: “Señor, que tu Mando llegue antes que yo
me canse, y si estuviera cansado, que tu Mando sea más grande”.
No se puede comparar ningún
trabajo que hagas con hacer este mandar.
Extraña tanto en el Cielo –a los
que ahí tuvimos cuerpo– que el que pueda hacer este Mando, lo tenga tanto en
silencio y no lo ponga en las torres, al final de la torre y al empiezo, para
que esté al alcance de todos y lo lean, o pregunten qué es aquello.
Desperté, oí:
Este letrero llevaría
de la Tierra
mucha gente a este Cielo.
Ahí llevaría, Aquí traería,
es la palabra que encaja.
Esto, por la noche iluminado,
y con ruido de día,
con estas palabras:
“Aquí se recibe a diario
Mando que Dios nos envía,
para que sea publicado
por el Pastor al rebaño”.
“Pídele a Dios
que su Mando no te canse,
y si te notas cansado,
que su Mando llegue más grande”.
***
Libro 21 - Te Habla El Profeta - Tomo III - C4
Solo puede entender esa Alegría el que sirve también a Dios
ResponderEliminarPara el mundo el siervo de Dios es pan insípido, sin sabor.
Por eso son tan pocos los Amigos de Dios