viernes, 1 de julio de 2022

La pena y la tristeza te retiran de Dios

En Sueño Profético se vio una plaza con unos bancos. Había algunos ocupados, pero más, vacíos. No dejaba de pasar gente. Unos se sentaban. Otros se quedaban de pie.

Ya dijo uno: “¡Aquí viene Santiago, Discípulo del Maestro!”.

Se acercó uno y le hizo esta pregunta, en alta voz: “¿Santiago, a vosotros los Discípulos os entra en el cuerpo pena y tristeza cuando tenéis sufrimiento?”.

El contestar que voy a dar me gustaría que lo diera el Maestro, por ser Dios Hijo en la Tierra y Dios en el Cielo. Pero ya diré lo que Él nos enseña cuando estamos en el monte oyendo sus Palabras. Un día le hicieron esta misma pregunta y este fue su responder:

“El que tenga sufrimientos y Me busque, le podrá a los sufrimientos con las Palabras que mi Padre dice en Mí. Pero la pena y la tristeza te retiran de Dios, y cada día más cambio tendrá tu presencia, enfermando tu cuerpo.

La plaza se vio de momento más llena y todos a Santiago preguntas le hacían.

Desperté, oí:

Soy Santiago, Discípulo de Dios Hijo. Esto así lo dictan, pero cuando estábamos con Él en la Tierra, la Palabra Maestro fue la que nos enseñó.

Y con Amor se oía de todos los que estábamos a la Mesa: “Maestro”.

La tristeza, decía que era dar el mejor sitio a Satanás.

Con tristeza no puedes quitar sufrir y a Dios llamar.

Había muchos en la plaza y el silencio grande era.

Aunque mi cuerpo quedó en la Tierra, mi espíritu tiene Vida Eterna. 

Esto que Dios le ha hecho ver en Visión al Elegido ocurrió cuando el Maestro nos enseñaba para que fuéramos publicando sus Palabras y quitando sufrir.

Pero las penas y la tristeza venían del mal que a Dios querían hacerle.

Si te llega sufrir, acuérdate de mí, y el Maestro, Dios Hijo, te achicará el sufrimiento.

Pisa las penas y la tristeza cuando te lleguen, mira al Cielo y di:

“Señor, mándame de compañero a un Discípulo Tuyo, que yo sé que viven como cuando tenían cuerpo”.

Mandan en la Gloria que deje mi nombre:

Santiago, un Discípulo de Dios Hijo.

***

Libro 64 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo VIII - C5 

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