En Sueño Profético decían:
Si tu caminar es
por Dios, ten seguro que Él te espera, y verás que te da la mano donde te
faltan las fuerzas.
Si tu caminar es
por Dios, no te irás de su Vereda, porque Él procurará que en la otra haya
piedras, por donde no puedas caminar.
Si tu caminar es
por Dios, ¿quién mejor que Él lo sabrá?
Dijo uno:
¿Quién conocerá mejor
la falta del ánfora que el alfarero que la moldeó? Si el ánfora quisiera
engañar al alfarero, ya no sería ánfora de Dios, una vez que el alfarero su
defecto le cubrió. Pues si esto lo hace el hombre por amor a su profesión, ¿qué
hará Dios con el hombre que su Camino siguió para salvar a los hombres? Esta es
la única razón en el hombre de que su Amor es a Dios: seguirle por su Camino,
peñascoso, buscando al pecador. Pues no hay satisfacción mayor que pensar: “Yo
a Dios le sirvo para guiar a los hombres que no van por su Camino y llevarlos
al rebaño, que ellos ya cogerán el Camino que Dios tiene mandado”. Pero antes
de llegar a llevarle caminantes, tienes que haberte ofrecido como siervo a su
vasallo; como agujas de reloj que siempre las ves andando; como cochero que
espera sin que servicio le hayan dado. Estos son los que Dios tiene a su
servicio, entre la Gloria y la Tierra.
Desperté, oí:
Tiene pecado ante
Dios y ante el hombre el que lea estos Escritos y diga que son del hombre.
Tiene postura de
abogado del Demonio.
No puede el hombre
llegar a exponer estos Temas que en la Gloria mandan dictar.
El que no ama y no
niega, diciendo que Aquí está Dios, hace mucho menos daño que el que ama y
prohibió.
Estos Escritos ya
llevan la rúbrica de este Dios.
Si el hombre a Dios
amara, a la mentira hacía razón.
Porque mentira
alabando, ya están alabando dos.
***
Libro 75 - Meditaciones y Palabras Directas con el Padre Eterno - Tomo VIII - C3
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