Puerta de la Gloria cerrada

En Sueño Profético se oía hablar a muchos en la Gloria de este Caso hoy único, que es para enseñar de este Mundo. Decían, que cuanta más cultura y más adelanto, más querían dejarlo fuera de la enseñanza del hombre, y en su lugar poner palabras de pecado, para que los niños se acostumbraran a vivir viendo y haciendo lo que hacen los animales, y oyendo: “Eso no es malo. El adelanto ha cambiado todo. Y si lo ha cambiado todo, ¿por qué no vivir libertad con el cuerpo, del que tú eres dueño?”.

Sigue un espíritu con Mando de Dios el Mensaje:

Esto tiene tanto valor para enseñar a los espíritus, que si se enseñara y se practicara, las cárceles, la mayoría quedarían cerradas; y los cañones y fusiles para la guerra tendrían que enterrarlos, porque ya no harían falta; y los niños y los hombres morirían por enfermedad, pero no por hambre, como se ven por el adelanto, y desde larga distancia a las casas los traen por la pantalla, y los ves y los oyes hablar como si en tu casa estuvieran.

El adelanto debería ser para servir a este Caso, y para que el que tiene capital acabara con el hambre y la miseria, y esto sería cumplir los Mandamientos, Palabras de Dios.

Desperté, oí:

En este arrobo comparaban el adelanto con todo lo que con el hombre estaba acabando.

Decían ¿qué hacía el adelanto para que no hubiera hambre, guerras y pecado?

Que sus Representantes cogían el adelanto para romper “carne unida” y de Dios ir retirando.

Esto es ya tener la Puerta de la Gloria cerrada.

Se van a decir unas Palabras que son las que Dios quiere que se practiquen.

Que son el recoger prólogos y que se publiquen muchos de estos Libros, que esto es lo que da alegría, por ser hoy Caso único.

Dicen en la Gloria, que la cantidad de Libros que ya hay publicados está haciendo pensar a muchos y buscar el verlos.

Dios da Mando para que en alta voz se cundan sus Palabras y dejen al descubierto al que reza el Padre Nuestro.

Tenía alegría y ganas de llorar.

Esto lo decían en la Gloria Celestial:

“Ya con estos Mensajes el descanso hay que despreciar”.

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Libro 55 - Investigaciones  a la Verdad - Tomo IX - C2