martes, 19 de julio de 2022

La calle de la Creencia

En Sueño Profético se vio una calle. Había unos bancos cubiertos por hombres, mujeres y niños. Las ropas decían que hacía siglos que esto que se va a contar ocurrió. Se puso un hombre de pie y dijo estas palabras:

Esta calle tiene el nombre de “La Creencia”. Cuando bajó Dios Hijo a la Tierra, aquí esperaba y Lo esperaban todos los que querían Verlo y Conocerlo, para hacerle preguntas y vivir con creencia de Gloria. Estos que se han nombrado buscaban al Maestro y a sus Discípulos. El Maestro allí los citaba para que Lo esperaran con las mujeres y los hijos.

Dijo una mujer:

Yo tenía temor por ponerme delante del Maestro, como sus Discípulos Lo llamaban. Para mí era Dios, Hijo de Dios Padre. Yo tuve mal trato con mi marido y un hijo que teníamos con catorce años. El mal trato fue porque yo quería que ellos siguieran al Maestro como Lo seguían los Discípulos. Como no creían, se negaron y yo me fui de mi casa a vivir con un matrimonio que conocía y sí creían. Un día, cuando el Maestro esperaba para hablar y enseñar, me mandó llamar con un Discípulo suyo. Yo, con él me presenté y poniendo su Mano en mi hombro me dijo:

“Si no vives con tu marido porque no cree y aquí no viene, vas diciendo que crees poco en mis Palabras. Mis Palabras son para que con Amor puedan traer a mi presencia al que hizo mal y el arrepentimiento lo haga con más creencia. Si mis Palabras vives mañana, él me buscará y su creer cundirá”.

Desperté, oí:

Este caso que se ha contado fue a mí a la que me pasó. Pero cuando hice lo que el Maestro me mandó, a mi hijo y mi marido fui a buscar a mi casa, diciendo: “El Maestro me manda”.

Los dos se cambiaron de ropa y al Maestro fueron a buscar. Cuando Lo vieron, delante de todos dijeron:

“Venimos a que nos mandes, para cundir la vida tan mala que, por no venir aquí, hemos pasado”.

Yo contesté diciendo: “Señor, dame el Perdón, porque yo, como no venían a Verte, no les hacía nada: ni comida, ni limpieza de ropa ni de casa”.

Esto dijo el Maestro, para mí Dios Hijo:

“Abrazaos con la creencia de que tenéis el Perdón. Que esto puede servir para que muchos no pierdan la Gloria”.

El cambio de nuestras vidas fue tan grande, que a mí, a mi marido y a nuestro hijo, nos paraban preguntándonos: “¿Por este cambio os pagan?”.

Mi respuesta eran lágrimas. Y más cuando oí que a esta calle le habían puesto el nombre de “La calle de la Creencia”.

Todas estas Palabras Dios ha mandado dictarlas, contando todo el mal que hice yo. Me di cuenta de que para acercar a Dios no puede ser hacer lo que no hace Dios.

Dios perdona, no castiga como hice yo.

Después de esto, mi querer fue más grande para los dos: para mi marido y para el que la carne unida nos dio.

Si te hacen sufrir mucho, busca a Dios, y ya puede que te pase como a mí me pasó cuando olvidé la Tierra y me entregué al Mando de Dios.

Esto que se ha escrito ha sido dictado por un espíritu de la Gloria.

Esto son Enseñanzas con Palabras de Amor y de Perdón.

***

Libro 64 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo VIII - C4

1 comentario:

  1. La gran importancia del matrimonio siempre queda bien explicada en los Mensajes.
    Está por encima de hijos y padres.

    ResponderEliminar