En Sueño Profético decía:
Dios, en su Vida Pública, enseñaba con
Parábolas. Y la mayoría de veces se hacían tres grupos de los que Lo oían:
unos, los que lo comprendían; otros, los que más tardaban, pero querían
comprender; y los terceros, no querían comprender, porque no ponían Amor,
porque no querían que fuera Dios para no usar su Obediencia para vivir fuera de
lo que Él mandaba.
Dijo uno:
Había muchos que Le hacían muchas
preguntas. Unos, para saber más y cundir más sus Palabras, y otros para
Desmentirlo. Dios sabía el que quería saber por Amor o el que era fariseo. Esto
lo sabía por ser Dios, no por Hombre.
Un día, estando hablando de su Reino, Le
hicieron unas preguntas unos que fueron a Desmentirlo, que dos horas antes
habían mentido a tres de sus Discípulos, y fueron a oír al Maestro antes que
éstos llegaran, para hacer las mismas preguntas y romper su Enseñanza. Fue
entrar en la nave donde estaba hablando el Maestro, y a todos los que los
conocían se les puso la cara pálida. Ya dijo este Dios, aunque veías a un
Hombre más:
“Si queréis salir por vuestros pies, dadme
ahora mismo la espalda, como se la habéis dado a mis Discípulos, a quien
vosotros habéis visto. Pero la espalda me la habéis dado a Mí, ya que yo les he
dado mis Palabras y les he mandado que las lleven a los hombres que Me aman o
tienen buena voluntad para Amarme. Y ahora, para que veáis que Yo soy del
Cielo, notareis todos el mismo pie que no obedece a vuestro mando y lo
llevareis arrastrando por suelo”.
Todos salieron con miedo, pero no con
arrepentimiento, porque Dios los despreció.
Desperté, oí:
Estos hombres se dedicaban a seguir a los
Discípulos y más de una vez salió un Discípulo llorando.
Los Discípulos no se lo contaban al
Maestro por el sufrir no aumentarlo.
Y el Maestro no les decía nada porque
sabía el momento donde más se enterarían para dejarlos al descubierto.
No quedaron allí sellados, quedaron para
todo el que los veía andando.
Eran íntimos amigos y a Dios siempre iban
buscando no como si fuera Dios.
Lo buscaban como si fuera un Dios falso.
Dios tuvo que hacer de Dios y en el
gentío juzgarlos.
Busca a Dios para saber, si es que ya Lo
estás amando.
Pero no lo busques nunca para querer tú
Juzgarlo.
***
Libro 64 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo VIII - C1
No hay comentarios:
Publicar un comentario