La Presencia de Dios

En Sueño Profético se vio una nave grande, con bancos, y una mesa también grande. Ya dijo uno que apareció vestido con túnica, lo mismo que los demás que lo seguían. Sus ropas eran del tiempo que Dios vivió en la Tierra.

Ya dijo uno:

“Todos los que estamos entrando en este lugar no somos Discípulos de Dios Hijo, pero nos unimos a sus Discípulos y ya esperamos llegar al sitio de ellos”.

Dijo un Discípulo que estaba sentado y se puso de pie para decir estas Palabras:

“El Maestro dice que todo el que haga su Mando con alegría y sin cansarse, es ya su Discípulo. Pero tiene que despedir los consejos que le den los que no siguen al Maestro, porque serán consejos para retirarlo de Dios Hijo. ¡Porque Maestro es para sus Discípulos!”.

El Maestro siempre nos despide con estas Palabras:

“Tened cuidado en el sitio donde os pregunten por las Palabras que yo os doy de Enseñanza. Porque Yo, siendo Dios Hijo, no puedo en todos sitios hablar de mi Reino y del Mando que mi Padre dice en Mí. Que esto lo estáis viendo. Yo quiero tener muchos Discípulos, y de doce que tenía, son once los que puedo sentar a mi Mesa”.

Todas estas Palabras eran dichas en el monte donde nos juntaba.

Desperté, oí:

El que se unía a los Discípulos y contaba cómo quería seguir al Maestro, tanto Amor de Dios sentía, que por donde iba lo paraban y con los Discípulos lo nombraban.

Decían, que cuando sientes este Amor, ya no vives si no estás al servicio de Dios.

Esto aquí también se ve en los que al Elegido están unidos.

Como en esto crean, ya no viven bien si el Elegido no les da mando.

Al Elegido, Dios le ha puesto unos que pueden llamarse Discípulos.

Éstos no pueden tener oculto que Dios les da el ciento por uno.

Aquí se están viendo Milagros, pero cuando pase un poco de tiempo no podrán callarlos.

Decían en la Gloria, que no hay pensamiento que dé más alegría, que tener siempre presente la Presencia de Dios y recordar sus Palabras.

Esto para el que Dios elige y le hace que vea su Gloria y su Presencia, y oiga sus Palabras diciendo que sean publicadas.    

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Libro 64 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo VIII - C4