En Sueño Profético hablaban de mi forma de actuar, de mis deseos,
de mi conformidad, de mi Enseñanza, de mi Paz. Decían:
Hay quien estudiará estos
párrafos y no entienda este actuar.
Decían, que estos párrafos se
dictan para no confundir el mandar y para que no crean que es del que recibe el
Mando.
Si no hay llamada, mandan en la
Gloria que no haya presencia del que Dios, a diario, arroba su espíritu y lo
manda a que dé su Enseñanza. Primero, a sus Representantes, para que los sigan
seglares de todas las razas y gremios.
El Mando sea incansable a la
Cabeza de la Iglesia. Pero presentarse, si no hay llamada, la obediencia del
Instrumento queda anclada.
Desperté, oí:
Si crees en la Existencia de Dios
y en la Comunicación
que siempre tuvo a sus Santos,
no te extraña que el que Él elige
cumpla su Mando.
Al que más le extrañe,
menos sabe lo que es este Mando.
Y menos entiende lo que es
Místico, Contemplativo,
Profeta o Santo.
Hubo quien llevó a su hijo,
porque Dios le dio ese Mando,
sabiendo que lo perdía,
pero para Dios era encontrarlo.
Si crees en la Existencia de Dios,
nunca te extrañará su Mando.
Tu respuesta tiene que ser:
¡Bendito y reverenciado
sea tu Mando!
Si la llamada te llega,
presencia de Dios vas llevando.
Si este Mensaje te extraña,
léelo despacio
y en Dios pensando.
***
Libro 21 - Te Habla El Profeta - Tomo III - C8
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