En Sueño Profético decían:
Las alegrías que le están
llegando a tu cuerpo, van alegrando. A los que están a tu mando, tú dales
mando.
Dijo uno:
Dios no quiere que paren su
Mando. Pero si la carne se enferma, te falta la alegría del Mando que te llega.
Desperté, oí:
Dios oye tus peticiones, y puede
que aún te lleguen más alegrías.
La confianza que no falte, aunque
te sientas un poco desmadejada.
Esto es para que vean que el
cuerpo del Elegido también se enferma.
En cambio, el espíritu, siempre
está sano y contento.
Esta noche, en el arrobo, se oía
pedir a Dios por el Elegido, para que no falte en el Prójimo.
El arrobo ha sido corto, porque el
cuerpo no estaba bueno.
***
Libro 45 - Te Habla El Profeta - Tomo VI - C4
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