En Sueño Profético decían:
¡Qué sencillo es buscar el camino
que no te lleve al pecado!
¡Qué sencillo es amar a Dios,
si a Dios quieres amarlo!
¡Y qué sencillo es ofrecerte a Dios
para que por Él seas mandado!
Él siempre te mandará
lo que no puedas negarle.
Pero si no crees en Dios,
tú tratarás de engañarle.
Dijo uno:
El amarlo te quita la pereza,
te da fuerzas
y tú ya le pides Mando.
Y en el Mando que te da,
Él su Amor te está mandando.
Luego, te viene el pensar:
“¡Gracias, Señor,
que yo servicio te hago!”.
Que este servicio es un Premio
que muchos no han alcanzado.
Desperté, oí:
El hombre no alcanza este Premio
porque se niega al Mando de Dios.
Se niega porque Lo tiene
como un hombre que vivió,
que fue bueno.
Pero no que sigue Vivo
y que en todos tus actos y movimientos
te está viendo.
Sabe lo que te reserva
tu acción y tu pensamiento.
Sabe lo que es un cumplido
o alegría por dentro.
Él tiene libre su Mando,
sin obligar a quererlo.
Él obliga cuando Él quiere
y tú no quieres hacerlo.
Entonces haces servicio
sin puntuación en el Cielo.
***
Libro 18 - Dios No Quiere, Permite - Tomo III - Pág. 137-138
Servir a Dios con agrado es recibir el ciento por uno.
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