miércoles, 30 de noviembre de 2011

Yo quise buscar a Dios, y Dios salió en busca mía - Libro 6 - Dios Manda en su Gloria que Enseñen - Tomo I - Pag. 84-85-86-87


En Sueño Profético decían:

“Yo quise buscar a Dios, y Dios salió en busca mía”.

Un día, cuando el sufrimiento ya no tenía cabida en mí –pues de tres hijos que tenía, el mayor a Dios no amaba; no amaba y a los dos menores, cuando veía que entraban en la Iglesia, los sacaba. Este mayor tenía veinte años y, los otros dos, catorce y trece. El padre murió cuando el pequeño no contaba aún dos años. Yo trabajaba en el campo, y así ganaba para ellos. Pero este hijo mayor me dio muchos sufrimientos. Yo no quería olvidar lo que el padre murió diciendo: “¡Que cuidéis de vuestra madre, que por ella voy al Cielo!”. Y es que siempre estaba en ruego, en su larga enfermedad, para que yo no culpara, a este Dios, de su mal. Mis ruegos, a Dios llegaron, y él me animaba a mí, y él tenía el daño. Cuando le daba el dolor, su rostro no lo decía, para que no sufriera yo. Todo es sufrir de muerte, cuando el sufrir es sufrir, pero ya lo de mi hijo, no era sufrir, era morir–. Una noche, aún no de noche, y cuando a mi casa venía, me emparejé con mi hijo, que contento y apenado venía: “Vengo contento por ti, y apenado por el tiempo que tanto te he hecho sufrir. He visto a Dios en la arboleda, y te lo voy a describir: “Venía yo por la carretera, y de pronto se quitaban los árboles, y en cada árbol quedaba un cirio. Viendo yo la luz arder, quise que tú también la vieras, y prendí este papel. Cual sería mi sorpresa, cuando el papel, quemado no estaba, y la arboleda estaba toda señalada, señalada y un camino que Dios se veía de espaldas.

Desperté, oí:

Madre e hijo besaban,
los dos con gran ansiedad,
el papel, la arboleda,
que esto era a Dios besar.

A Dios vio en la enfermedad,
porque a Dios amaba ya.

Para su hijo a Dios llamó,
y en la arboleda lo vio.

Lo vio y le llevó la prueba,
para que su madre la viera.

Los tres hijos entraban ya,
a la Iglesia, con la madre a rezar.

La madre mandó al padre al Cielo,
y el padre pidió por ellos.


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martes, 29 de noviembre de 2011

El que quiere la besa, y el que quiere la desprecia - Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I


En Sueño Profético hablaban de callar la Palabra de Dios:

Debería el hombre hacer un estudio de cómo es Dios. Debería el hombre estudiar si hay otro Mundo espiritual, y si Allí habita Dios. Una vez hecho este estudio, coger escritos de hombres que vivieron con materia y Dios se comunicó a ellos.

Ya viene la parte honrada si das la contestación. Ésta es pregunta que Dios manda al hombre: ¿Dónde Dios habló y mandó que el Mensaje quedara en silencio?

No hay hombre que presente un escrito
en el que Dios le diga que calle.

Todos fueron maltratados
por los hombres cobardes
que temen oír a Dios.

Al revés que el del Mensaje,
que su actuación es valiente,
como es el Sol y el aire.

Todos tuvieron martirio,
que le dieron los cobardes,
los que sí hablan de Dios,
pero que de Dios nadie hable.

Dijo uno:

Los dos mundos están unidos,
y juntos no los ve nadie,
porque el hombre quiere el mundo,
y tener a Dios aparte.

Los que los dos mundos ven,
son por a Dios mucho amarle,
y Dios ya se comunica
y les manda su Mensaje.

¿Cómo puede el hombre ver,
que esta unión de Dios,
con el hombre sea,
temiéndole Dios al hombre?

La Palabra de Dios dicha Aquí,
tiene que ser para todos los hombres.
El que quiere, la besa;
y el que quiere, la desprecia.

El cobarde insulta al valiente,
y el valiente sigue llevando el Mensaje,
como el sol lleva los rayos,
como la fuerza del aire,
como Dios Dueño de todo,
y consintiendo cobardes.

Desperté, oí:

Que conteste el hombre honrado
a la pregunta de Dios.

Que presente los escritos
del silencio que Aquí se dio.

El hombre no quiere a Dios,
por saber que es Poderoso.

Es ignorancia a sabiendas
que Aquí Dios los juzgará.

Porque ya esta ignorancia
es convertida en maldad.

A todos los que Dios les habló,
el hombre quiso matarlos.

Luego, Dios se hizo Hombre,
y también Lo mata el hombre.

Según teoría del hombre,
debió guardar silencio,
aunque era Dios de Hombre.

Es falta de inteligencia,
dominando la soberbia.

¡Hombres necios de la Tierra,
que sabéis que Dios es Dios,
y le formáis la guerra!


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lunes, 28 de noviembre de 2011

"Los que peor veían, tenían más privilegio" - Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - Pag. 56-57-58


En Sueño Profético hablaban de Dios Hijo, pero no de una misma cosa.

Ya dijo uno:

Somos los Discípulos de Jesús, el Salvador del que quiere ser salvado, y referimos un hecho para que sea ahí contado. Es dicho por sus Discípulos, pero Dios nos está mandando. A uno sólo se oye y a veces alguno afirma el caso. Este que hablaba, se juntaban sus palabras con las que estaba pensando, y siempre era el mismo y ninguno intentaba cortarlo. Éste ya es el referir:

Iba el Maestro a predicar a una casa de gente bien acomodada, porque disponía de unos patios bastantes grandes, que estaban amurallados en forma de palacio, rematando la muralla con unas torretas a las que podía subirse por un torreón con escalera, que aquello lo sabía el dueño, quien sin dar extrañeza guardaba la llave. Se la pidió uno de los criados, y cuando llegó el Maestro, era a todo el rededor del patio, la muralla cubierta de hombres sentados en espera de sus Palabras. Llegó el Maestro, y todos los que estaban sentados en los bancos se pusieron de pie, y los que estaban arriba en el final de la muralla, se pusieron de rodillas. Fue la primera mirada del Maestro al Cielo, y dijo:

“Yo aquí no puedo predicar para enseñar, porque no hay Amor de hermanos. Si todos los que están en la muralla entran en el patio y se reparten el sitio con Amor de padre e hijo, ya quedáis todos igual para mi Padre, pero así quedan ellos más preferidos, y Yo tengo que enseñar al que no sabe. Una vez que aprendáis, ya es cumplir mis Palabras, pero con Libertad. –Y siguió diciendo–: El dueño es el único que es igual para mi Padre, porque ya no puede dar más sitio y da la llave. Pero todos los que estáis sentados, debéis de quitar los bancos y que ellos se bajen, o abrir el portalón, y todos, en el campo, oírme a Mí diciendo: “Éste es el Padre”.

Desperté, oí:

Todos se salieron fuera,
y los de la muralla
bajaron al suelo.

Quedaban los preferidos,
porque quedaban en medio.

En medio del gran Poder,
por el Amor que subieron
al filo del murallón.

Por encima de la cabeza
estaba Dios Padre en ellos.

Y debajo estaba el Hijo,
con su mirada hacia ellos.

Los que peor veían,
tenían más privilegio.

Y Dios tenía que enseñar
para que fueran aprendiendo.

Ya todos, de pie en el campo,
de rodillas comprendieron.

Que la enseñanza sirve
con el ejemplo primero.


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domingo, 27 de noviembre de 2011

Dios de Poder y Paciencia - Libro 7 - Investigaciones a La Verdad - Tomo I - Pag. 12-13-14


En Sueño Profético yo decía: “Éste es Dios”.

Esto lo dije sin verme yo de carne, y un Hombre, delante de mí, me quitaba la Visión para ver otra cosa cualquiera. Este Hombre estaba de espaldas, con una túnica de color entre el blanco y el crudo, y la tela daba sensación de Grandeza, de Poder, de reverenciarla, aunque no hubiera revestido a Dios. Esta Figura se agrandaba tanto, que te daba seguridad de firmeza, seguridad de dueño sin dueño, de dueño que no quiere decir “yo soy el dueño”, de dueño que con suavidad destruye, y que con fuerza perdona.

Todas estas Palabras, Dios hacía que ella sintiera, para que luego las recordara en el momento del Dictado. Dios le hace que participe en esta Inteligencia sin materia, y ya sus Palabras son de Dios a su espíritu.

Dijo uno:

Gran estudio tiene este Dictado, y gran Verdad se ve al leer. No hay hombre que hable de Gloria dando estos datos, si Dios no lo lleva y Dios no le dicta. En este arrobo, Dios diviniza la materia y deja al espíritu sin materia, deja al espíritu limpio para entrar en su Gloria, y Él coge Carne y ropa, para la vista del arrobado. Dios que quita materia para vivir en su Gloria; Dios que se hace Hombre para que el hombre Lo vea.

Desperté, oí:

Dios hace el arrobo
como premio al hombre.

Y el hombre no oye la Voz,
y del arrobado se esconde.

Dios de Poder y Paciencia,
por no agrandar el Infierno.

No merecen que la tierra
les produzca el sustento.

No merecen que la Gloria
esté en ruegos por ellos.

Por ellos, porque son más
los que desprecian el Cielo.

Debía estar llorando
el mundo sin desconsuelo,
de ver cómo ama Dios,
y el hombre darle desprecio.


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sábado, 26 de noviembre de 2011

Con firmeza hablaba - Libro 9 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo I - Pag. 165-166


En Sueño Profético decían:

No hay más verdad que Dios habla, cuando observes que no falta firmeza, constancia y decisión. Todos pecaron, según el que no ama, por falta de obediencia. Todos se enfrentaron con el que no quería que fuera verdad, con el que quería él ser el Elegido, con el que nunca Dios le hubiera hablado. Dios no puede hablarle al que Le exige, al que Le manda, al que cree y no ama, al que no vive en el Prójimo, al que persigue su Palabra.

Dijo uno:

En esto se ven los Elegidos por Dios: en que el hombre no los aparta de su camino.

Yo vi varias veces hablar a Catalina de Siena, y no hay quien hable con esa autoridad de La Gloria de Dios, si no es el mismo Dios hablando. Llegó hasta decir palabras que no veías mujer, veías a un hombre fuerte que dicta a un pueblo honrado, que da palabras seguras, pero que si el pueblo no acepta, él se lleva sus palabras, pero sin cambiarles letra, seguro de lo que habla. Ésta era Catalina de Siena, porque Dios en ella hablaba. Cuando tenía que rectificar porque el hombre lo mandaba, antes de rectificar, más fuerza Dios le mandaba, y quedaban sus palabras como quedan las murallas, aún más fuertes quedaban. En esto se ve verdad, a todo aquél que Dios le habla.

Desperté, oí:

No es sólo Catalina
la que con firmeza hablaba.

Ésta que yo cito Aquí,
fue que yo oí su habla.

Si repasan sus Escritos,
los mismos que ella dejara,
verán que no era ella,
por afirmar las palabras.

Ya se podía enfrentar
con hombres de resonancia,
pero lo que decía su boca,
que Dios Palabras le daba,
ella no cambiaba una
sin quedar desmoralizada.

Esta es la observación
que admite el que Dios le habla.

CATALINA DE SIENA


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viernes, 25 de noviembre de 2011

Gran Confianza - Libro 2 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo II - Pag.


En Sueño Profético hablaban de la Confianza en Dios. Decían:

El Amor te da la Confianza. Mucho amar a Dios: mucha Confianza en Dios. Si tú Lo amas como Dios, Él hará que tú confíes en Él.

¿Cómo dejar el dueño del horno al hijo sin pan, cuando este hijo al padre quiera, no por padre y sí por amor? Siempre este hijo estará en comunicación con este padre, que dio amor y él albergó.

Dios da Amor, y si tú lo albergas, ya tienes la Confianza.

Dios no deja a los suyos, busca al que no Lo conoce, y no obliga al que no Lo quiere.

El Amor a Dios hace que te despreocupes de la preocupación que a la mayoría tiene preocupados.

El hombre no se ocupa de amar, por falta que este Amor le haga. Y Dios no deja al hombre, por ver si el hombre ama.

A Dios siempre se Le ve “El Dios”, el Dios que el hombre no ama.

Desperté, oí:

Cuando Dios no hace de Dios,
es cuando el hombre Lo llama,
Lo llama para ofenderlo,
y Dios entonces lo aparta.

Si Dios hiciera de Dios,
el mundo entero lloraba,
cuando viera que este Dios
con pena los castigaba.

La Confianza en Dios,
nadie te la puede dar,
tan sólo la da el Amor,
cuando es Amor de verdad.

Todo el que dice, ¡Dios mío,
espero Misericordia!,
antes de decir ¡Dios mío!,
ya tiene sitio en la Gloria.

Ama a Dios sin descansar,
que esto ya es confiar.

Gran Confianza tendrás
cuando ames de verdad.


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jueves, 24 de noviembre de 2011

Practica el Primer Mandamiento - Libro 4 - Te Habla El Profeta - Tomo I - Pag. 181-182-183


En Sueño Profético decían:

Hay quien ama tan poco a Dios, que peca viendo hacer el bien.

Hay quien entiende tan poco de cómo es Dios, que dice que Lo ama y desprecia lo que Él manda que haga.

Dijo uno:

Si se fuera haciendo un examen del que cumple los Mandamientos que Dios mandó, pocos “síes” se pondrían, si este examen lo hiciera Dios.

El Amor a Dios, el que verdaderamente Lo ama, con facilidad lo ejerce.

El que vive sus Mandamientos no puede ver mal hecho nada de lo que haga el que ama.

El que el bien lo vea mal, él no hace el bien.

El que no reverencie el Lugar que Dios habita, todas sus reverencias serán falsas.

No hay Lugar que Dios habite que, sin ver su Imagen, no veas su actuación.

Si Dios visita un Lugar, si tú amas, ves su Vivienda.

Dios no consentiría que un Lugar dijera: “He visto la Gloria” –siendo para enseñar–, sin ser arrobado, porque nunca sería la Enseñanza con Verdad de esta Gloria.

Dios, a su Vivienda, le pone el rótulo de la Acción Divina y la sella con su Constancia Eterna.

Todo el que a Dios ame, conocerá su Vivienda.

Desperté, oí:

¡Cómo te empieza el Mensaje, con el que ama, y no ama!

¡Qué cierto que pocos cumplen los Mandamientos de Dios!

Y también es cierto esto: el coraje que le toma el que no ama, al Instrumento.

Todo es falta de amar,
y viven sin conocerlo.

Todo es falta de hacer
lo que a éste le están viendo.

Todo es por desconocer
lo del Primer Mandamiento.

No peques viendo hacer bien,
que puedes ir al Infierno.

Si de los Diez Mandamientos,
no practicas el Primero,
¿cómo te van a creer
cuando digas: “Yo soy bueno”?

Practica el número uno,
y entonces pones el cero.


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miércoles, 23 de noviembre de 2011

Mensaje Leido por Ana García de Cuenca


Aquí os dejo el video que fue proyectado en la última Reunión de la Fundación Ana García de Cuenca. En él, aparecen imágenes en video de distintas Presentaciones de Libros a las que Ana asistió, y el sonido ha sido extraido de un antiguo magnetoscopio donde fue grabado un Mensaje dictado por ella.

La indiferencia sale del espíritu - Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I - Pag. 12-13


En Sueño Profético decían:

El que más quiere a Dios, más busca al Profeta, más lo obedece y más lo sigue. Busca al Profeta para saber de Dios y más lo obedece para tener a Dios contento; y más lo sigue para prestarle ayuda y aprender al máximo del Profeta.

El que al Profeta tiene cerca y su distancia vive lejos, éste no tiene disculpa ni para los vivos ni para los muertos –esta palabra mal interpretada ahí–.

Cuando a Dios amas y en Él todo confías, no te puede ser el Profeta indiferente.

El que ama a Dios, busca al Profeta como el pez al agua. El que a Dios buscaba, a Dios amaba.

Desperté, oí:

Y el que a Dios no quería, a Dios ofendía.

No hay amor profundo que voluntario tú busques la separación.

El que más busca, más ama, y el que menos quiere, más ofende.

La indiferencia sale del espíritu.

Si el espíritu es de Dios, no puede vivir en indiferencia.

Si admitieron el martirio fue por Amor al Maestro. Y el que daba el martirio, por fuerza era fariseo.

Nosotros los Once, con propiedad te hablamos de esto.


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martes, 22 de noviembre de 2011

La belleza me quería quitar - Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - Pag. 131-132


En Sueño Profético hablaban del pecado que se hizo porque te llevó el que estaba pecando, o el pecado que tú haces porque tú quieres pecado:

Esto es pecado, sin duda, pecado por no haber amado; Aquí refiere al primero del pecado.

Ya hablamos del segundo, el que hace los pecados sabiendo que Dios podía mandar su cuerpo a enterrar, sin que nadie más lo viera, ni sepultura poderle dar.

Dijo Magdalena:

¡Hay tantas formas de pecar! Pero yo sí aseguro, que pecar y pecar, es por no amar a Dios; lo mismo que pensar fecha para quitarte de pecar, esto no es amar.

Yo pequé porque no amé. Pero el día que sentí la Palabras de este Dios viviendo en suelo, no miré mi juventud, la adoración que los hombres me hacían, ni el dinero. Más de uno llegó a decirme: “Magdalena, deja unos años pasar, si aunque quieras ya ser buena, ya jamás lo serás. ¡Acaba tu gran hermosura! ¡Y a la vejez, bien está!”.

Yo me mordía los labios, y la belleza me quería quitar, y delante de mí tenía al Maestro nada más; al Maestro y a sus Palabras. Y al pensar en lo que había hecho, odio tenía a mi cuerpo, que a tantos hice pecar. Si yo hubiera sentido a Dios, no me sujeta la edad.

Desperté, oí:

Magdalena era joven
cuando dejó de pecar.

Bien dice que aquél que espera,
es por no sentir el Amor.

Decía uno pensando,
porque vivía en el pensar:
Si piensas arrepentirte
cuando llegue la vejez,
no pierdas tiempo pensando
que Dios no te da vejez.

Porque viviendo pensando:
“Yo peco y me quitaré”,
haces pecado más grande
que el que peca hasta la vejez.

Dios te perdona el pecado,
sin que lo nombres a Él.

La Magdalena lo dice,
que pecó sin conocer.


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lunes, 21 de noviembre de 2011

Sacrificio, alegría y pena - Libro 6 - Dios Manda en Su Gloria Que Enseñen - Tomo I


En Sueño Profético hablaban del sacrificio, de la alegría y la pena. Decían:

“El sacrificio existe donde falta el amor, donde el deber te obliga, donde tienes que cumplir unos mandatos que el hombre te ha impuesto y que tú haces sin amor, y entonces ya es sacrificio”.

Otro dijo:

“En las cosas de Dios no hay sacrificio, hay Amor, y ya el sacrificio lo conviertes en alegría, en alegría con gozo”.

Éste mismo dijo:

“Había una mujer en un pueblo de Samaria, que todo el mundo la conocía por “La mujer que a las cinco se levanta”. Este sobrenombre tenía esta mujer. Contaba, que si a ella la obligaran a no levantarse a esa hora, sería el sacrificio más grande de su vida. Contaba, que a esa hora rezaba y que sentía a Dios más cerca que en todo el resto del día; que su habitación la veía muchas madrugadas con Luz de Gloria; que una alegría y gozo la despertaba. Aquí era gozo para ella, sacrificio para otros”.

Seguía el mismo diciendo:

“La pena se va pronto donde hay Amor Divino. La pena entra y pronto es rechazada por el Amor. Dios no da penas, Dios no da sacrificio cuando tú seas de Dios”.

Desperté, oí:

Esta mujer madrugaba
y no era sacrificio.

Estaba tan elevada
su oración sin sacrificio,
que Dios mismo la llamaba.

Hijos pequeños tenía,
y ni se les despertaban.

Alegría iba dando
cuando amanecía el día.
Cuando la veían pasar,
de boca en boca se oía:
“¡A las cinco se levanta,
y siempre con alegría!”.

¡Cuánto tiene que amar a Dios
para hacer siempre esta vida!

Es sin duda elevación
lo que el grande Amor te obliga
a que hagas oración.

Pues si haces sacrificio,
es un cumplido con Dios.


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domingo, 20 de noviembre de 2011

“Aprended y enseñad, pero con Amor”. - Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - Pag. 41-42-43


En Sueño Profético decían:

¡Cuánto repetía el Maestro estas Palabras!:

“Aprended a enseñar a vuestro espíritu, para que continuéis luego conmigo en la Gloria de Dios Padre cuando ya no Me veáis de Dios Hijo”.

“Luego no tendréis a quien preguntar que os responda como el propio Dios, como Yo que soy el que enseño y seguiré enseñando después de mi Resurrección. Para que siga el hombre aprendiendo, también vengo al hombre, ya sin Carne, pero mi misma Palabra”.

“Aprended con Amor y con deseo de saber más de mi Gloria. Si enseñáis no amando, cada vez irá con menos fuerza la Enseñanza. Si hay Amor, no tendrá final el enseñar y el aprender. Aprended que vuestras preguntas sean a lo que habéis aprendido. Aprended de Dios Hombre, ya que mi Padre ha dado el Premio al que pueda verme de Carne”.


Dijo uno:

Después de oír a Él, no nos detenía nadie que quisiera hablarnos del Cielo. Después de oír su Palabra, no había palabra que tú obedecieras. Después de ver su Presencia, ¿a qué hombre comparabas, por bueno que ahí fuera en la Tierra? Si Él, tan sólo mirarlo, te daba alegría, pena, te daba aquella Enseñanza para el que aprender quisiera.

Desperté, oí:

Esta es la descripción de ver a este Dios de Carne:

Alegría sin igual, de ver que Dios bajó del Cielo a la Tierra a perdonar.

Y pena, cuando oías las ofensas al pasar.

Esta era la más pena, cuando oías decir:

¡Dice que es Rey del Cielo, y que su Padre vive en Él...!

¡Que le den muerte de cruz!

¡Ya se están sorteando sus ropas!

Esto, no podía oírlo el que Lo amaba.

Y no podía contestar por el aprieto de garganta, que la pena te apretaba.

Luego, después de ver la Cruz sin Maestro, recordábamos sus Palabras:

“Aprended y enseñad, pero con Amor”.

Si falta el amar, muere la Enseñanza.


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sábado, 19 de noviembre de 2011

Seis Santos - Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - Pag. 202-203-204


En Sueño Profético contaban un Hecho de la Vida de Jesús, el Salvador de los hombres. Decían:

Yendo un día el Maestro con todos sus Discípulos, se acercaron unas mujeres que descendían de Corinto, y Le hicieron esta pregunta:

–¿Todos éstos aceptan con obediencia lo que Tú les mandas día por día, o Te siguen por seguirte?

Quedó el Maestro parado, y todos sus Discípulos, con ansías de oír a su Maestro, que después era Enseñanza para ellos. Ya son éstas sus Palabras:

–Si mis Discípulos no Me aman, aunque supieran que Yo soy Dios del Cielo, no Me siguen. Ellos aman, y ya el Amor les hace comprender mis mandatos. Tú no sigues a tu marido ni lo obedeces porque no lo amas –a sabiendas de que es tu marido–, y vas buscando que te acompañe el pecado, porque tú, pecado vas buscando.

Se fueron las amigas llorando con paso más bien lento, porque lo que habían oído al Maestro era dicho para las cuatro, ya que todas tenían al marido como instrumento para engalanar al pecado. Los defectos, aumentados, ellas los ponían como sufrir sin remedio, con lágrimas de pecado. La que sola se quedó con el Maestro y sus Discípulos, siguió oyendo al Maestro, que le decía sentencias, y al final la retiró con su Mano. Otra vez dijo este Dios:

–¡Vete, pecadora, pero de pecados graves, de pecados de que más pequen!

Y siguieron todos obedientes al Maestro, sin volver la cara, que ella quedó relatando con súplica que el Maestro no escuchó.

Desperté, oí:

Parece algo extraño que el Maestro no volviera cuando se oía llorar.

No era llanto arrepentido. Y Dios la quiso dejar hasta que fuera al sitio donde la esperaban ya las tres casadas que iban antes de esto terminar.

Cuando fue al sitio pecador
–esta casa de pecado–,
ella sola se encontró.

Las tres contaron el relato,
y la cita terminó
en convertirse en seis santos.

Ella quedó en el desprecio,
porque albergaba pecado.

Fue en busca de los Discípulos,
que ya hacía días
que los estaba buscando.

El Maestro lo sabía,
y Él quería presentarlos.

Ninguno cruzó palabra,
porque sentían pecado.


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viernes, 18 de noviembre de 2011

Auténtica Doctrina de Cristo - Libro 7 - Investigaciones a La Verdad - Tomo I - Pag. 97


En Sueño Profético decían:

En lo material, tu obra es ésta: consuelas al afligido, vistes al desnudo, das de comer al hambriento. ¿Pueden decirte que no practicas la auténtica Doctrina de Cristo?

Si Dios perdona a los pecadores, ¿por qué no premiar a los que cumplen sus mandatos? Y este premio se entiende que es de su Reino.

Tus Escritos, afirma valientemente no los verán en ningún libro hecho por el hombre. Verán su Palabra, pero no estos Textos.

Dije: ¡Qué mal escribo!

Desperté, oí:

Tus faltas podrían ser de momento eliminadas, pero hay que destacar la Sabiduría espiritual con la terrenal.

Tú tienes que pedir indiferencia a lo terrenal y desatino a lo espiritual.


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jueves, 17 de noviembre de 2011

¿De qué sirve el Evangelio si tienes a Dios por Muerto? - Libro 9 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo I - Pag. 51-52


En Sueño Profético decían:

Por falta de Amor no es comprendido el Mensaje. Si todos amaran, no había duda que esto fuera dicho Aquí. Siempre que Dios quiere hablarle al hombre Aquí, en su Gloria, hay grandes ofensas a Dios, hay persecuciones, hay insultos para el Portavoz, hay negación a reconocer que Dios habla en el Lugar que Dios ha querido que adoren la escucha del Mensaje por ser Instrumento sin defecto a la vista del hombre.

Dijo uno:

Dios presenta el Lugar sin trabucación para el hombre, y les deja ver el fruto. Si el fruto es bueno, el árbol es sano. Si el fruto es bueno, ¿por qué querer apedrear el árbol? Siempre que Dios elige para enseñar de la Vida Eterna, deja ver la Verdad. Si no fuera así, no se ofendía a Dios. Si el Lugar que Dios sale su Palabra no cumpliera el Evangelio con Amor, con ansiedad y con constancia, dejaba sitio para la duda, y Dios no era Dios.

Quede escrito y publicado, que vivir en el Prójimo espiritual y material, siempre con deseos tan sólo de llevar Paz, vestir al desnudo y alimentar al hambriento, esto es Dios su Palabra actuando en acción y resonancia. El que viva así, no necesita estudiar para que vean a Dios ir y venir en su vida.

Otro dijo:

Para que el hombre aceptara que Dios dictaba estos Dictados que quisiera el hombre ver, Aquí se da la respuesta: es respuesta sin amar a Dios, es respuesta desafiando a Dios, es respuesta de hombre ciego que no ama a Dios.

Desperté, oí:

¡Cuánto mal hace el hombre
con no aceptar la Palabra
que Dios dice en otro hombre!

¿De qué sirve el Evangelio
si tienes a Dios por Muerto?

¿De qué sirve tu creencia
si Le niegas su Existencia?

Piensa en el fruto del árbol,
y tendrás siempre presente:
“Aquí fijo no hay engaño”.

Este presente te hará
que vayas tu mal borrando.


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miércoles, 16 de noviembre de 2011

El pensar de la Tierra, la tierra lo enterrará - Libro 2 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo I - Pag. 67-68


En Sueño Profético decían:

Si el hombre pensara
para qué Lo quiere Dios,
moriría de sufrimiento.

Si el hombre pensara
el mal que Le hace a Dios,
le ahogaría el remordimiento.

Si el hombre copiara
al que Ama a Dios,
Lo tenía contento.

Si el hombre pensara:
¿para qué me quiere dar la Gloria,
si yo a la Gloria nada llevo?

Debía el hombre, cuando piensa
sin acordarse del Cielo,
pasar la mano en la frente
y decir: ¿No estaré bueno?
¿Cómo puedo vivir vida,
sin acordarme del Cielo?
¿Cómo no puedo pensar,
si Dios siempre me recuerda:
“Yo dejo la Libertad,
porque no sería Dios
teniendo un sitio nada más”?


Si el hombre pensara,
cuando se pone a pensar,
que puede acabar su vida
antes que acabe el pensar...

El hombre cree que Dios
vive en sitio tan allá,
que él maneja su vida
sin importarle Dios “na”.

El hombre que piensa en Dios,
ya se le acabó el pensar
en las cosas de la Tierra,
por él no necesitar
lo que acaba antes que empieza.

Desperté, oí:

El hombre que ama a Dios,
sufre si algún hombre piensa
en lo que Dios no mandó.

El hombre que piensa bien
y le sirve su pensar,
es el que dice: ¡Dios mío!
yo no dejo de pensar,
para que Tú nunca digas,
lo voy a perdonar.

Piensa, siempre que te pongas
un momento a pensar,
que Dios siempre Lo que enseña
es para poder Salvar.

Que esta Salvación te sirve,
para quitarte del mal,
para que ruegues por otro
que aún pecando está.

Para que veas a Dios
en el Dios de Perdonar.

Si el hombre pensara un poco,
pensaba en Dios nada más.

Porque el pensar de la Tierra,
la tierra lo enterrará.


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martes, 15 de noviembre de 2011

Puro Evangelio - Libro 4 - Te Habla El Profeta - Tomo I - Pag. 121-122-123


En Sueño Profético decían:

La prueba más grande de que existe Dios te la dan los Elegidos. Esto es para que el hombre lo piense y lo estudie. Si no hubiera Lugares que Dios se comunicara al hombre, el hombre perdería el contacto de esta Gloria, el hombre diría: “¿Quién ve a Dios? Dios vivió y ya nadie Lo ha visto después de su Ida a su Reino”. Esto no puede Dios permitir que así sea. Pensar que Dios todo lo dijo es tener un Dios racionado, un Dios al que el hombre le controla sus Palabras, su Mando y su Sabiduría. Quien esto piense, que no diga que en Dios cree, ni que su Poder sabe. Dios dejó dicho, cuando vivió de Hombre, lo mismo que hoy dice. Esto lo dijo a aquellos hombres, pero aquellos hombres duraron poco, como todo ser que nace, que muere pronto comparado con lo eterno. Pues si Dios no vuelve más a recordar Amor, Caridad y Perdón, ¿quién se salvaría? Dios no puede dejar a sus hijos en manos del pecado sin recordarles: “Empiezo ahí, Eternidad Aquí”. Si Dios no se ocupara del hombre, el hombre no se ocupaba de Dios; el hombre encarcelaría al que su Nombre pronunciara. Una vez que maltrata al que dice “Dios me habla”, ¿cómo quiere el hombre que Dios no se haga presente al hombre? Pese a todo ser que a Dios no ame, Dios hablará, y enseñará a que el hombre tenga Amor al humilde, al que el mismo hombre desprecia, al que maltrata porque en Él no cree; ni cree ni teme a su Poder.

Desperté, oí:

Dios se comunica, porque desde el comienzo del mundo, el hombre no obedece.

Dios vivió de Hombre para enseñar a amar.

El hombre aprendió a odiar y a matar, y dio testimonio matando a Dios.

Dios da Amor al hombre, y el hombre Muerte a Dios.

Si el hombre no viera a Dios, se haría y se vería normal el crimen.

Toda la Palabra de Dios es Evangelio.

Antes de su Venida, sus Palabras eran Evangelio.

Que después de su Venida, Dios justifica con su Carne.

Evangelio es Palabra que Dios ha dicho, dice y está diciendo.

Obedece lo que ha dicho, cumple lo que dice, y ama lo que está diciendo.

No te extrañe que Dios hable, si Dios es Puro Evangelio.


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lunes, 14 de noviembre de 2011

Vivía en el enfermo, porque allí vivía Dios - Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I - Pag. 118-119-120


En Sueño Profético decían:

¡Qué verdad con tanta fuerza,
que al que ama no le cuesta trabajo
hacer caridad por Dios!
No le cuesta trabajo,
y siempre que tiene ocasión
viste al desnudo con ropa;
se acerca al que pecó;
y el contagio del enfermo,
esto nunca lo pensó.

Todo esto hace fácil
el que ama mucho a Dios.

Aquí hay hablando varios.
Ahora habla Juan de Dios:

¡Tengo tanto y tan poco hecho
de servicios por Amor a Dios...!

Creo que pude hacer más,
antes de yo ser mayor.

Todos me veían niño
cuando exponía la razón
del que está en un hospital
sin consuelo y sin cariño.

Entonces era el contagio
el terror del que no ama.

Ya estaba yo grandullón,
y había un leproso en una cama,
que tenía como unos bancos
para que no se acercaran.

Tuve unas ganas de acercarme,
sin poderlas contener.
Le puse la mano en el hombro,
y sin pensar me ofrecí entero a él.
Ya no me quedan palabras
para decir lo que oí de él:

¡Dios le pague este dinero
que nadie puede traer!
No acerque mucho la mano
si le pido de beber.
Ya, con que me dé su presencia,
a Dios fijo Lo veré.
El que tenga este mal,
malo no es el mal que se ve.
Aunque falten los pedazos,
es el mal mayor,
no poderse acercar nadie,
como no sea un Juan de Dios,
que vivía en el enfermo,
porque allí vivía Dios.

Desperté, oí:

No estaba Juan muy contento,
porque unos años perdió.

Decía, que desde niño,
sentía la Paz de Dios.

Fue conocido su nombre
y se cundió en el enfermo.

Llevaba medicamentos,
que a los médicos entregaba.

Preguntaba el alimento
que a sus cuerpos bien sentara.

Iba con el que a pasitos,
sus piernas pasos no daban.

Siempre llevaba talegos
con ropa que él juntaba.

No era niño, no era hombre,
pero a Dios siempre buscaba.

Era uno grandullón
que a Dios por dentro llevaba.

Si quieres ser Juan de Dios,
haz lo que aquí ya te habla.
Pero sin amar a Dios,
no te acercas a las camas.

JUAN DE DIOS


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domingo, 13 de noviembre de 2011

La Humildad es la predilección de la Virgen - Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - Pag. 178-179


En Sueño Profético hablaban de la Humildad. Decían:

La Humildad es la predilección de la Virgen. Todos los que han tenido aparición de su Carne han sido sumamente humildes.

Yo, uno de sus Discípulos, y en el nombre de todos diré, que sabían más que era la Madre de Dios Hombre, por el Hijo, que por decir Ella: “Yo soy su Madre”.

Su Humildad le hacía guardar silencio; reverso del Hijo; el Hijo era reunir a muchos y enseñarles lo que el Padre en Él hablaba. Misión opuesta: Ella, orar al Padre y sufrir en silencio el cundir y revolucionar la Doctrina del Poderoso en Cielos y Tierra, Mando sin tener quien le conteste, por no haber otra Sabiduría.

La Madre fue cogida para hacer un Servicio a Dios. Dios fue mandado al hombre, haciendo Dios el Servicio al hombre, para enseñarlo y librarlo de la condenación.

Dios no podía guardar silencio; Dios tenía que cundir aprisa era el Mesías; Dios que se hace Carne para enseñar al espíritu.

Nuestro gozo era pedir el silencio del gentío que nos aguardaba, y oír el vocerío pronunciando: “Maestro, ¿mañana aquí?”.

Su Voz inconfundible la cogía el aire y penetraba en todos los oídos:

“Mañana estaré aquí, pero no mi Voz”.

Desperté, oí:

Siempre recordaba, que aunque era Hombre, era Dios.

Mañana estaría como hoy, en todas partes.

Si con Fe iban al sitio, ¿por qué no verlo?

El que ama siempre lo lleva dentro para guiarle sus pasos.

Dios Hijo y Hombre no podía guardar silencio. Tenía el nombre de “Maestro”.

Nombre de Maestro y Enseñanza del Padre Eterno.

La prudencia al Mensaje de Dios, está en su contra.

Dios cuando habla es gran pecado el ponerle silencio.

Si pones silencio sin saber lo que es Dios, quedarás perdonado.

Vale más que ames, oigas y no mandes que callen.


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sábado, 12 de noviembre de 2011

Dominar la materia - Libro 6 - Dios Manda en Su Gloria Que Enseñen - Tomo I - Pag.


En Sueño Profético hablaban de la Fuerza de Dios en el espíritu que vive aún con materia.

Dijo una mujer:

Si tú le entregas a Dios tu espíritu para que Dios mande en él, tú dominas a la carne; tú tendrás fuerza para dominar tu lengua, tus pies y tu vista.

Dominando a estos tres personajes,
ya dominas tu materia,
y ya tendrás contacto con Dios,
porque Dios deja que tú lo tengas.

Las fuerzas vienen detrás,
después de que vengan penas,
que como sientas a Dios,
Él ya te da la receta,
y verás la curación
de aquel mal que te atormenta.

Esto, su palabra es:
a enfado darle paciencia;
y a contrariedad,
que tú el arreglo no le veas,
llamar a Dios confiando,
y ya verás su respuesta.

Un poco voy a contar de mi vida, cuando viví con materia:

Tuve cuatro hijos, los cuatro con la misma enfermedad, que se les presentaba al crecer. El mayor tenía trece años, y el pequeño tenía cuatro. Mi marido, que era hombre de poca paciencia, por faltarle Amor a Dios, se fue a trabajar con otro amo fuera del pueblo, por no vivir aquel sufrimiento, porque él no estaba preparado, por dominarlo la materia; no podía encontrarse al paso de su camino algún pedazo de juguete que los chicos se hubieran dejado; ya salía de la casa mal encarado. Las vecinas me decían: “Parece que vive solo, no se oye ni a chiquillos ni a madre”. Este era mi contestar: “Es que yo les echo tarea en los capachos”. Ellas sabían que me llevaba a la casa, de un molino, esparto, y hacía cenachos, y lo que me encargaban, rápido se lo hacía, ya que mis hijos me ayudaban, porque de verme, ellos aprendieron, aprendieron a trabajar y a rogar a Dios lo mismo que yo rogaba.

Las cinco voces se unían, pidiéndole a Dios el favor: “Señor, que siga mi padre a mi madre en paciencia, que es Amor”. Yo hacía que ellos se lo pidieran en alta voz.

Desperté, oí:

Esta madre sabe,
que Dios oye sin que tú
le des voces al Cielo.

Esta madre lo que quiere
es unir a sus hijos al ruego,
al ruego que ella hacía,
que era ruego de consuelo.

Sabía que Dios oía,
antes a niños que a mayores.

Sabía que Dios veía
el sufrir de todos malos
y el tesón que ella tenía.

Si los ruegos de los niños
podían servirle al padre,
¡por qué no enseñarlos ella,
cumpliendo el deber de madre?

No cabe duda que fueron
los ruegos de madre e hijos,
cuando un día, al anochecer,
el padre llegó y le dijo:

Ya vengo para quedarme,
y además vengo contento,
porque a Dios se lo he pedido,
que no culpe nunca al mal,
si el mal Dios no lo ha querido.

Dios cuando te manda el mal,
es un mal por ti pedido.

Pero el vivir de la Tierra,
es vivir y no es sufrido.

Si siempre vives con Dios,
es sufrir, pero es olvido.


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jueves, 10 de noviembre de 2011

La fuerza del pecado te lleva al abismo - Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - Pag. 132-133


En Sueño Profético decían:

Hay quien peca tanto, que el pecar lo ve normal. Hay quien empieza pecando pecados que otro no ve mal, y si vives en este ambiente, tú también pecas este pecado que el que está pecando te dice no es pecar. Pero si tú tratas al que ama a Dios, tú ves que tú no amas, y al no amar, tú pecas. Todos los que pecaron y pecan es por falta de amar a Dios.

Dijo uno:

Dios perdona porque ama, y Dios se comunica porque ama, y Dios te deja en Libertad porque ama.

Dios sufre tus ofensas porque sabe que tus ofensas te llevan al lugar que no está Él.

Dios lleva al espíritu, cuando vive con materia, a su Gloria, para que este espíritu hable de Aquí a otra materia que aún viva con espíritu.

Dios no quiere que ningún hombre se condene, pero Dios quiere que seas tú el que quieras ir a su Gloria.

Desperté, oí:

Si en la Gloria de Dios entraran sin querer, no sería Gloria, sería una ley más del hombre.

En esta Gloria entra todo el espíritu que su materia ha respetado y ha amado a Dios.

Si tu carne la pones al servicio de Luzbel, ¿cómo tu espíritu va a entrar en esta Gloria?

Si tus manos las llenas de fango, ¿cómo te va a dejar el tendero que toques el lino?

Haz lo que a Dios agrada, y en ti a Dios verán.

Si das Libertad a la materia, a Dios le quitará tu espíritu.

El Amor de Dios te deja en Libertad, y la fuerza del pecado te lleva al abismo.


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miércoles, 9 de noviembre de 2011

Prodigios hechos por el Maestro - Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - Pag. 122-123-124


En Sueño Profético contaban un hecho ocurrido al medio siglo de la Crucifixión de Dios Hombre.

Decía uno:

Yo tenía unos diez años, y mi padre siempre me llevaba con él. Yo puedo decir que era el “trae y lleva” de mi padre. Mi padre compraba y vendía ganado. Siempre, cuando el calor apretaba, hacíamos los viajes de noche, y por largo que fuera el camino, siempre se hacía corto. Mi padre me contaba todo lo que su madre –ésta, mi abuela– le contaba, pues vivió con Dios cuando vivió de Hombre. Me contaba mi padre, que su madre vio prodigios hechos por el Maestro; que un día iba su madre a por leña, y que tres hijos que tenía pequeños los dejó en la choza, pues él ya estaba colocado con el dueño que había tenido su padre. Éste murió dejando a los cuatro chicos. De los tres que dejó, la mayor tenía nueve. Yendo mi abuela cogiendo leña, dice que oyó un vocerío, y de pronto quedó parada cuando vio a un Hombre con gran Luz sobre su cara; de golpe se echó de rodillas y sus lágrimas derramaba, y éstas fueron sus palabras:

–¡Cómo pensaría yo conocerte esta mañana! Ya no me importa morir, porque sé que Tú me mandas para mis hijos comer –esto lo decía en voz alta, pero a Él, su voz, no podía llegar.

Fue el Maestro apartando gente, y cuando a ella llegó, le dijo:

–¡Ve!, que ya tienes en tu choza lo que tus hijos necesitan hasta que terminen de crecer. Mi Padre Me manda aquí, y ya ha hablado con el dueño de la hacienda para que a diario les dé a la viuda y a los hijos lo que de sobra tiene él.

Desperté, oí:

Dios Padre hizo que el dueño le mandara la comida para que fueran creciendo.

El dueño, a Dios amaba, y Dios, que esto sabía, le recordaba los tres, y cuatro con el que él tenía.

Cuando ella fue a su choza, tuvo que entrar apartando los talegos y las bolsas de comida que había mandado el dueño de la hacienda cuando ella de rodillas veía la Luz aquella.

Dios Hijo le habló a ella, y antes hizo que Luz viera.


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Sello de Dios - Libro 7 - Investigaciones a La Verdad - Tomo I - Pag. 30-31-32-33


En Sueño Profético decían:

¡Qué poco valor tiene lo material, y cuánto valor le da el hombre!
¡Qué corta es la vida material, y qué larga la da el hombre!
¡Qué sencillo es lo espiritual, y qué difícil lo pone el hombre!

No hay cosa más natural,
que te cuente de esta Gloria
el que traen para enseñar.

No le ves un aspaviento,
no le notas al contar
una cosa tan grandiosa,
que la pudieran pillar,
y ya sería diabólica.

Aquí tiene el hombre la prueba
de que estos Arrobos y Dictados
no pueden ser de cualquiera.

Que piense el literato
en esta Literatura.
Que piense el gran teólogo
en esta Teología.
Que piense el pecador
que pecó y ya no peca.
Que piense, el que pecando,
al oír al Profeta, deja.
Y ya, que piense el santo,
que santidad está viviendo,
y verá que estos Mensajes
bajan de Aquí, de este Cielo.

¿Cómo el hombre no ve
lo que dictan Aquí en el Cielo,
si tiene Sello de Dios,
para el malo y para el bueno?

Que el bueno, sufre después,
por el que nombró primero;
que el bueno da preferencia
para acarrear al Cielo.

Desperté, oí:

No tienes que buscar intérprete
que te pueda asegurar
que esto no es escrito del hombre,
que tú mismo lo verás.

Lo verás, cuando tú quieras saber
si Dios habla de verdad.

Lo verás, cuando tú pienses:
¡Culpa no tiene el Lugar!

Es más culpable el hombre
que después de él no amar,
quiere ponerle condena
al que amó antes de hablar.

Dios no elige, Dios no busca,
Dios no prefiere Lugar.

Dios, lo que siempre predica,
es siempre Palabra igual.

Ama a Dios antes que a nadie,
y al Prójimo, como a ti mismo.

Como el Prójimo es Dios,
por no faltar Dios allí,
es siempre estar Dios en ti,
tú en Dios.

Ama y Dios no te elige,
Dios lo que busca es Amor.

Amor que libre te deja,
Amor que antes Él te dio.

Elegido es Amor,
Amor que nunca faltó,
porque Dios coge el Lugar
que su Palabra aceptó.


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martes, 8 de noviembre de 2011

Intentar engañar a Dios - Libro 9 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo I - Pag. 63-64-65


En Sueño Profético hablaban del engaño. Decían:

El hombre, con facilidad engaña al hombre, que esa misma facilidad se le cambia en imposible engañar a Dios. Hombre listo en la Tierra: hombre necio en el Cielo. Si el hombre pensara en Él; si el hombre pensara en que nadie puede firmar por Él, le entraba dolor de cabeza por el pensar que no piensa. Si el hombre pensara que Dios es el Sol, el agua y el oxígeno, tenía delante siempre a Dios; Dios: Sol que da Luz a tu inteligencia; Dios: agua que mantiene tu materia; Y Dios: vida que el hombre le dice oxígeno. Si el hombre pensara en que todo esto es Dios, Poder suyo que le hace servicio al hombre, ¿cómo el hombre estaría queriendo engañar a Dios? Aquí se ve la creencia que el hombre tiene de Dios. Por eso, cuando Dios habla, el hombre siempre le aplica condena.

Dijo uno:

Si el hombre creyera que tiene que entregarle cuentas a Dios, ¿cómo insulta el Lugar que Dios habla en él?, no insultaba, buscaba y reverenciaba, por ser Palabra de Dios. El hombre no piensa en la muerte de la carne, que es pecado; tanto la adora y la quiere, que a Dios tiene retirado. Si el hombre pensara en Dios, no intentaba el engañarlo.

Desperté, oí:

Un niño, cuando anda solo,
puede engañar a la madre.

Un hombre con los 90,
menos que éste, para Dios, sabe.
Si el hombre supiera algo,
sabía que Dios todo sabe.

Sabía que lo secreto,
para Dios está en el aire.
Y lo del aire, del hombre,
Dios quiere que no vea nadie.

El hombre tiene delante
lo que el mismo hombre no sabe.

Siempre es más atrevido
el que a Dios no quiere amarle.

Dios sabe lo que tú sabes,
porque Dios, a este Saber,
te deja que lo maltrates.

Si el hombre supiera fijo
que nadie firma por Él,
buscaba dónde Dios habla
para pedirle el papel.


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lunes, 7 de noviembre de 2011

Un cuarto del día - Libro 2 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo II - Pag. 149-150-151


En Sueño Profético decían:

El tiempo que el hombre le pone a la nada, y el poco tiempo que le pone a lo que es todo.

No hay tiempo más provechoso, que ponerle el tiempo a las cosas eternas, que son las del espíritu. Éstas del espíritu, hay quien pasó su vida sin dedicarle un cuarto del día a la Vida que nunca acaba, a la Vida que espera al justo y al pecador.

Dijo uno:

¡Un cuarto del día! Pero en el curso de una vida de 80 años, mayoría no han dedicado un solo día, en tantos días, a pensar en la Eternidad, a pensar en el que Aquí espera, ve, y te deja. Ve, porque todo está presente en Dios, y Dios está en todas partes. Y te deja, por ser vida de paso, vida de prueba, vida donde Dios ve el que quiere su Gloria.

El hombre no se educa sus sentimientos, por falta de Amor a Dios.

El Amor te hace que primero sean las cosas de Dios, que son las que te dan Vida y Fortaleza, Paz y Firmeza, Seguridad de que otra Vida espera, espera sin aceptar al que a este Dios no quiera.

Desperté, oí:

Mucho se oye hablar al hombre:
¡En la otra vida nos veremos!

Esto se le oye más
al culto y al embustero.

Al culto que cree que hay Dios
y que vive sin quererlo.

Y al mentiroso que vive
mintiendo para que vean
que él cree en este Cielo.

El que ama, nunca dice:
¡Allí luego nos veremos!

Porque luego es ahora,
vivir la Vida del Cielo.

Preferencia a lo de Arriba,
y un pasar a lo del suelo.

Esto es persona que vive
consciente de que hay Cielo,
y que Dios irá juzgando
según tú le hayas hecho.


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domingo, 6 de noviembre de 2011

No hay Alegría con pecado - Libro 4 - Te Habla El Profeta - Tomo I - Pag.


En Sueño Profético hablaban de la alegría, cuando es Alegría de Dios, cuando la Alegría no viene con pecado.

Hay quien no entiende esta Alegría, que siendo la misma palabra, no es la misma alegría.

La Alegría que viene de Dios es Espíritu Vivo en unión con estos espíritus. Esto es Luz potente, con resplandor, iluminando al espíritu que esta Gloria sabe que es suyo, bienestar que apercibe la materia, porque la oscuridad del mal se la quitan los destellos de esta Gloria.

Dijo uno:

No hay Alegría con pecado. La Alegría no entra donde habita el pecado, por ser Palabra de Dios. Ni la Paz ni la Alegría pueden vivir con el pecado. Esto es gasa con fuego, hielo con lumbre, ir pregonando “amo a Dios” y hacer la vida que no es de Dios. Nada de esto puede estar junto.

El hombre cree que vive alegría cuando está en contra de Dios, cuando está pecando. Esto son reacciones de espíritus que no están en la Gloria. Estas personas son llevadas por espíritus fuera del Reino de Dios. La alegría que no dura, no es de Dios. Esta alegría siempre te estará empujando a la intranquilidad, a la avaricia, a la desesperación, al desprecio de las cosas que son de Dios.

Desperté, oí:

Aprende a vivir Alegría,
siempre sintiendo a este Dios.

Que la alegría de la Tierra
es alegría sin Dios.

Es fiesta que el hombre forma
pa′ separarte de Dios.

Que puede que en esa fiesta,
tu alegría se acabó.

Se acabó porque el pecado,
para las cosas de Dios,
es gasa con grande lumbre.

La Lumbre grande es la Gloria,
que te deja sin destellos.

La Alegría que es de Gloria,
la sabe el que la vive,
porque ya todo le sobra.

Es un lío esta Alegría,
que a sabiendas que no tienes,
a Dios todo lo confías.

Y esta Confianza es
la que te da la Alegría.


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sábado, 5 de noviembre de 2011

No acostarse un solo día sin salvar a un pecador - Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I - Pag. 88-89-90


En Sueño Profético contaba y decía Agustín:

¡Qué verdad que el Perdón le llega a todo el lo que quiere!

Yendo yo un día por un camino, vi un ventorrillo a mi paso, y la curiosidad de ver a la gente agrupada, me detuvo, y quise saber el por qué. Pregunté a la más cercana –ésta era una mujer–, y me dijo:

―Es que aquél hombre se han metido con él, porque dicen que sólo vive de engañar; que hace vida de grandes pecados; y que cuando le hace falta dinero, pide y roba; que entra pidiendo y va viendo cómo puede llevarse todo lo que está a su alcance.

Me fui para el desgraciado y le dije:

―Quisiera te vinieras conmigo y me contestaras a las preguntas que yo te voy a hacer. A Dios debo el preguntarte:

Sacó un pañuelo más bien sucio y se limpió la sangre que en la pierna, por debajo del pantalón, le corría. Le dije:

―¿Un tropiezo?

Sus lentas palabras me contestaron:

―Al intentar entrar en el ventorrillo, el dueño me pegó un puntapié. Yo quería decirle que si tenía algún trabajo para cambiar mi vida.

Estas eran mis preguntas:

―¿Tú quieres amar a Dios? Digo quieres porque no amarías, porque
pecados y Amor a Dios no pueden ser.

Ya que íban caminando, quedó éste parado:

―Tú tienes algo de Dios, porque muchos me han hablado para que deje de pecar, y yo más sigo pecando. Pero en este momento ya no haré más pecados, y si alguien me golpea, sufriré en silencio el llanto, y no saldrá de mi boca como no encuentre a otro santo.

Desperté, oí:

Yo siempre iba rezando
y suplicándo a Dios:
“Si alguien hace pecados,
a mí me haga confesión”.

Yo iba bien preparado
para hablarles del Amor.

Yo sabía cómo decirles
cómo pedir el Perdón.

Tenía que ser con súplica
de aquél que mucho pecó,
que no tiene quien lo ampare,
si no lo ampara este Dios.

Cuando has pecado mucho,
a Dios Lo llamas sin voz,
es cuando Dios te responde
por salvar a un pecador.

Debía el que ama a Dios
no acostarse un solo día
sin salvar a un pecador.

Esta es la fiesta más grande
de esta Gloria de Dios.

AGUSTÍN DE MÓNICA


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viernes, 4 de noviembre de 2011

No hay mejor certificado - Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - Pag. 78-79


En Sueño Profético decían:

Se habla más de Dios, por si hay Dios, que por quererlo. Se habla a veces –mayoría–, porque donde estás, se habla de Dios.

Para saber si tú amas a Dios, que pregunten al que no lo ama y que tú tengas con él trato.

Si tú amas a Dios, tú hablas de Dios con el que a Dios no ama, y en tu vivir ya sabe el que no ama, que tú sí lo amas.

La acción tiene que ir unida a la Palabra. Si tú hablas de Dios sin acción de Dios, eres ladrón entre amigos guardias, Judas en la Mesa del Maestro, cañón que hace servicio a la pólvora.

Dijo uno:

Yo los seguía cuando el Maestro en la Tierra vivió para enseñar al hombre a enseñar el espíritu, a que no hiciera lo que Dios Padre no tenía mandado. Y mucho le oí estas Palabras:

“Si habláis de Dios, predicad con el ejemplo. Si creéis en mi Padre, creéis en su Cielo”.

“Yo soy el Hijo que vengo a juzgar a pecadores, aunque estén vivos o muertos. Para juzgarlos, están vivos, aunque luego Yo los dé por muertos. Porque lo muerto del hombre no sirve para mi Reino”.


Desperté, oí:

No hay mejor certificado, que el bueno y el malo digan, que tú eres bueno.

No hay mejor certificado, que tus obras te publiquen lo que tú tienes callado.

No hay mejor certificado, que los pasos vayan borrando, lo que el hombre haya hablado.

Si haces lo que Dios manda, ya ven a Dios.

¡Dios pudo decir tantas Palabras, para que vieran que eran cristianos! Pero eligió éstas:

“Por vuestras obras verán que sois míos”. Esto quiere decir “sois cristianos”.

Si esto es Palabra de Dios,
no quieras tú reformarla
y quitarle su valor.

¡No ves que tú no eres nada,
y Dios sigue siendo Dios!

Firma el certificado,
diciendo le habla Dios,
al que veas que le cumple
las Palabras a este Dios.


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jueves, 3 de noviembre de 2011

El ventero - Libro 6 - Dios Manda en Su Gloria Que Enseñen - Tomo I - Pag. 180-181-182


En Sueño Profético hablaban de seguir al Elegido por Dios, de comprenderlo y de gozar al presenciar sus hechos.

Dijo uno:

Yo viví con un ventero que con Dios, de noche, tenía Sueños Divinos. Este hombre había llevado una vida de grande sufrimiento. Sus padres lo tuvieron pidiendo limosna hasta los 12 años, que el dueño de la venta se lo llevó con él por darle lástima más que por hacerle falta. Al poco tiempo enfermó el ventero. El chiquillo le cogió también cariño a este matrimonio, y no quiso volver con los padres, pues allí sólo oía palabras que ofendían a Dios, y los tratos entre los padres siempre eran violentos, reverso del ventero que todo era unión: si él decía una palabra, la mujer la acentuaba; los dos trabajaban sin descanso; y todo el necesitado que allí llegara, encontraba refugio de palabras y comida. Pues allí se hizo hombre el pedigüeño y fue el dueño de la venta –que si fama tenía de gente buena, más creció siendo él el dueño–, que ya la heredó él en vida por querer el matrimonio premiarlo a su inigualable comportamiento. Éste, me contaba, que todas las noches, cuando subía del despacho, antes de acostarse, rezaba a Dios, y que éstas eran sus primeras palabras: “Señor, no puedo vivir años que pudiera darte gracias, tantas gracias como tengo que darte por tanto bien como me mandas del Cielo”. Pues este hombre me contaba que muchas noches veía a Dios y su Túnica lo rozaba. Se despertaba muchas mañanas con la caricia de su Manga rozando su cara, y que miraba el reloj y siempre era la misma hora. Este hombre me contaba grandes frases y grandes Visiones, que las guardaba para el que de él se reía. Los que en Dios creíamos y Lo amábamos, en el trato que él le daba al que entrába en la venta, nos sellaba la verdad.

Desperté, oí:

Disfrutaron del ventero los que a Dios amaron y siguieron, y Dios hace que Lo sientan.

A éstos no los despertaba el Brazo que acariciaba la cara del ventero.

Pero veían la vida de trabajo y sacrificio que a gusto hacía el ventero.

Siempre tenía la olla
de un cocido bien hecho.

También su mujer e hijos,
siempre estaban contentos.

Sabía que él vivía
para dar gracias al Cielo.

Aquél que lo conocía
y le copiaba su vida,
sin duda vive en el Cielo.

Él fue dueño de la venta
para que fuera creciendo
lo que siempre Dios te dice:
“Da de comer al hambriento”.


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miércoles, 2 de noviembre de 2011

Belleza - Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - Pag. 182-183-184


En Sueño Profético hablaban de la fuerza del pecado.

Dijo una mujer:

El pecado coge fuerza donde encuentra su sustento. Este sustento lo tiene el pecado en distintos presentes. En mí fue por la belleza, y el hombre quería premiarme. Este que el premio me hacía, también estaba en pecado casi más que el mío. Mi vida la separé de todo el que era pariente. Era una vida tan sucia, de conciencia y de pecado, que cuando salía a la calle, el que no hacía pecados, me quitaba la mirada antes que hubiera mirado. Casi todos los que me buscaban eran hombres casados. Toda esta fuerza era por no haber a Dios amado.

Ya, un día, una mujer me habló de Magdalena, y me leyó una leyenda –que ésta conservaba– de una tía suya, que su vida la tenía consagrada a que las mozas que Dios las había premiado de belleza, no fueran a servirles para hacerle servicio al demonio, deseando lo que suyo no fuera. Con estas palabras terminaba la leyenda:

“Si el que está haciendo pecado,
echara la vista al Cielo,
moriría sin enfermedad,
moriría de remordimiento”.

Esto se me quedó clavado,
y ya no tenía consuelo.
Veía a un casado,
y más pronto a los hijos
y a la mujer a su lado,
y un ¡Dios mío!, en mi mente,
si esto dejo,
¿cómo podría saber
que me habías perdonado?
¿Dime qué tengo que hacer
si mi ruego es escuchado?

Desperté, oí:

Aquí puede el pecador
aprender a arrepentirse
y a saber cómo es Dios.

A ésta le empujó a pecar
el premio de la belleza
que Dios le había dado ya.

La que tenía la leyenda
y me habló de Magdalena,
le decían cuando pasaba
por la plaza de los hombres:
¡Ésta es mujer de banderas!

Ninguno llegó a ofrecerle
una palabra en pecado,
ninguno llegó a ofrecerle,
porque Dios iba a su lado.

La belleza le servía
como traje de gala
que el espíritu tenía.

¡Es pena para morir,
si te pones a pensar,
que Dios te dé la belleza,
y tú Le hagas un mal!


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martes, 1 de noviembre de 2011

Os pueden confundir con los hipócritas - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - Pag. 134-135-136


En Sueño Profético contaban un Hecho de la Vida de Dios Hombre.

Dijo uno:

Estando un día esperando al Maestro, yo y tres Discípulos más, tenían estas palabras. Dijo uno de los tres:

–Gran trabajo cuesta el tener que decir: “eso no está bien hecho”. En el sitio que lo comprenden, ¡qué satisfacción te llevas! Pero donde se ponen en contra, ¡te entra una pena...!

Dijo el otro, de los dos que callados estaban:

–Y a veces te entra ira, y ya ofendes al Maestro, porque ésa no es su Enseñanza.

Ya entró el silencio cuando vieron al Maestro con cuatro más, y al llegar, Él siguió hablando como continuación a las palabras que tenían:

–No olvidéis, que Enseñanza es enseñar al que no sabe. Donde digáis mi Doctrina, no tenéis que mirar quién la oye, ni albergar las palabras que los espíritus del mal escupen para robaros la Paz que mi Padre tanto me encarga que Yo deje en la Tierra. Si mi Padre no se hace Hombre, hoy no estoy delante del hombre. Lo que no sea del agrado de mi Padre, decidlo. Y si fueran rebeldes a la Gloria que ofrecéis, seguid vuestra Enseñanza, y que se conozcan los que de Mí aprendan. Yo he venido a salvar al pecador con mi Enseñanza; al que la desprecie, ya es mi Padre el que Allí en su Reino le responde, que luego será a Mí al que me oiga.

Y ya, mirando a todos, dijo:

–A los que os vean ira, os pueden confundir con los hipócritas, por no ser ésa mi Enseñanza.

Desperté, oí:

Un Perdón pidieron todos, aunque palabras no se oyeron.

Cuando el Discípulo dijo lo de la ira, todos lo vieron bien.

Y en ellos se despertó como una justicia justa.

Ellos lo hacían por Amor, pero no lo comprendería el que los viera con ira.

Discípulo de Dios: el que enseñaba de Él, tenía que conocerse por enseñar y aprender.


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